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Salvapatrias

Antonio Machado dejó escrita una frase que por sí misma resume la idea sobre la que quiero escribir en este artículo:

"En España, lo mejor es el Pueblo. Siempre ha sido lo mismo, en los trances duros los señoritos invocan a la patria y la venden; el Pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre."

Es sorprendente cómo el ser humano es incapaz de aprender de lo ocurrido y de las lecciones que la historia nos muestra. Siempre se repite la misma historia como si de un bucle se tratase. Pero así es, qué le vamos a hacer. 

Sin duda alguna, España atraviesa actualmente uno de esos trances duros de los que hablaba Machado. Y por supuesto, los señoritos empiezan a invocar a la patria, como también decía Machado. Como consecuencia del asunto de la independencia de Cataluña, que al final quedará en nada y se resolverá entregando más dinero a los caciques catalanes, están reapareciendo determinados personajes, que con la excusa de la unidad de España, pretenden volver a vivir de nuestros impuestos sin dar un palo al agua. Para ellos cualquier excusa es buena, y no iban a perder una oportunidad como esta. Son los salvapatrias.

"El salvapatrias se asocia a un personaje charlatán, populista, embaucador y oportunista, que utiliza las situaciones de debilidad de la nación para presentarse como la solución a todos los problemas."

Es innegable que el término salvapatrias tiene una connotación marcadamente negativa. Podría decirse que es la antítesis de la figura del héroe nacional, que por su valor es reconocido y admirado en su país e incluso en el mundo entero, como podría ser el caso de Napoleón, George Washington, Churchill o Daoíz y Velarde en nuestro país.

Por el contrario, el salvapatrias se asocia a un personaje charlatán, populista, embaucador y oportunista, que utiliza las situaciones de debilidad de la nación para presentarse como la solución a todos los problemas aprovechándose de los legítimos sentimientos de la  población. Sin embargo, la historia se encarga de recordarnos que, en realidad, estos arribistas se convirtieron en un problema mayor, o como se suele decir, salir de Málaga para meterse en Malagón. Ahora que España se encuentra ante una de las crisis más graves de su historia reciente, empiezan a salir salvapatrias a diestro y siniestro... más bien a diestro. 

La relación de nuestro país con los salvapatrias es extensa y dramática, por lo que me limitaré a los más actuales y conocidos por todos. 

"En esto han tenido mucha responsabilidad los medios de comunicación, siempre al servicio de la clase política y empeñados en presentarlos como líderes carismáticos en lugar de como lo que eran."

Siendo críticos podríamos afirmar que casi la totalidad de los políticos nacionales y regionales de los últimos cuarenta años encajarían en el perfil de salvapatrias: desde Felipe González hasta Rodríguez Zapatero, pasando por Jordi Pujol, José Bono, Pablo Iglesias o Albert Rivera. Cada uno a su manera pero todos se presentaron en su momento como la solución a los problemas de nuestro país: venían a salvarnos en sus corceles.

En esto han tenido mucha responsabilidad los medios de comunicación, siempre al servicio de la clase política y empeñados en presentarlos como líderes carismáticos en lugar de como lo que eran: oportunistas, arribistas y con poca o ninguna capacidad de liderazgo. La realidad es que fueron las circunstancias las que jugaron a su favor para que pareciesen lo que no eran. 

González con España entera a su favor tras la dictadura y sin ningún oponente; Aznar tras décadas de corrupción del anterior y con la simple inercia del cambio de ciclo político; Zapatero fue un lapsus tras el 11-M; y para qué hablar de Rajoy... Uno a uno y sin excepción fueron presentados a la ciudadanía por los medios afines como grandes estadistas que nos salvarían del desastre del salvapatrias anterior, aprovechándose de la memoria de pez del hispanistaní, que olvidaba cada ocho años las alabanzas emitidas por esos mismos medios de comunicación como si se hubiese dado un golpe en la cabeza.

"Ese es el problema de los salvapatrias, que no son ninguna solución, la mayoría de las veces se convierten en un problema mayor y solo salvan a sus cuentas corrientes."

Los dos salvapatrias más recientes que han aparecido en el panorama político han sido los que nos venían a salvar de "la vieja política": Iglesias y Rivera, cada uno interpretando su papel de poli bueno y poli malo. ¿Adivinas cuál interpreta cada uno?

Pareciendo ser tan diferentes, son muy parecidos porque los dos aparecieron en momentos de duro trance, como decía Machado, para salvarnos de nuestros problemas. Iglesias se aprovechó de la legítima indignación de la ciudadanía durante el 15-M para alcanzar el poder y formar parte de "la casta" que tanto criticaba. Por su parte, Rivera apareció primero como el salvador de los catalanes no nacionalistas en Cataluña, para dar el salto a la política nacional como el salvador de nuestra democracia con su regeneración de las instituciones y su cara de niño bueno.

Los dos son un auténtico fracaso político: el niño malo se ha convertido en un ser esperpéntico que solo quiere destruir España; y el niño bueno solo tiene como objetivo mantenerse en el escaño para no tener que volver a ser un abogado del montón en La Caixa. Ese es el problema de los salvapatrias, que no son ninguna solución, la mayoría de las veces se convierten en un problema mayor y solo salvan a sus cuentas corrientes.

"Como el juguete se ha estropeado, tienen que crear un nuevo problema/enfrentamiento/división/fractura social entre la ciudadanía para seguir amarrados al poder y a los privilegios que ello conlleva."

Todo parece indicar que como ya salió el salvapatrias de izquierdas con el 15M, y el salvapatrias de centro como reacción al anterior y no ha funcionado, solo falta que aparezca el nuevo salvapatrias de derechas. Sin duda alguna es el momento indicado, debido al genuino y legítimo fervor patriótico surgido a raíz de la situación de Cataluña. Algo similar a lo que ocurrió el 15-M pero con connotaciones patrióticas en lugar de sociales. Si en aquel entonces el lema fue "no nos representan", el lema actual es "somos españoles". 

Volvemos a la misma estrategia de siempre que he repetido hasta la saciedad: los políticos crean los problemas, enfrentan y dividen a la población, para finalmente presentarse como la solución al problema que ellos mismos crearon. Porque el problema de Cataluña lo han creado los políticos: los de Barcelona y los de Madrid. Han jugado con fuego durante cuarenta años y al final se les ha ido de las manos. En España no hay un problema entre catalanes y españoles, lo que hay es un problema entre políticos: un problema de dinero.

Tampoco hay un enfrentamiento entre ciudadanos de Cataluña y ciudadanos del resto de España, el único enfrentamiento que existe es entre los políticos y los ciudadanos. Así de simple. Y como el juguete se ha estropeado, tienen que crear un nuevo problema/enfrentamiento/división/fractura social entre la ciudadanía para seguir amarrados al poder y a los privilegios que ello conlleva. Esa es la verdad verdadera. Al final todo se resolverá con más dinero...  porque es lo único que les interesa.

"A este político profesional le ha faltado tiempo para coger el megáfono, subirse al capó de un coche y empezar a agitar la bandera de España."

Pero, ¿quién será el nuevo salvapatrias de derechas que surgirá para salvarnos? Pronto lo sabremos, aun así yo ya empiezo a ver movimientos muy claros en los círculos cercanos a la derecha. Veamos.

En primer lugar tenemos a Santiago Abascal, líder del partido Vox, cuyo lema es "Somos tu voz en el Congreso" pero que no tienen ningún escaño en la Carrera de San Jerónimo. Mal empezamos. Un partido al borde de la desaparición que no obtuvo ni cincuenta mil votos en las elecciones generales pero que se ha reactivado al calor de lo sucedido en Cataluña. 

A este político profesional le ha faltado tiempo para coger el megáfono, subirse al capó de un coche y empezar a agitar la bandera de España. Toda su vida ha estado vinculado al Partido Popular, no se le conoce trabajo alguno y la Fundación DENAES (Defensa de la Nación Española) creada por él, ha recibido en los últimos años más de 150.000 euros del dinero de nuestros impuestos. Dinero entregado por la Comunidad de Madrid, qué casualidad, un partido contrario a las CCAA pero que sobrevive gracias a las CCAA.

"El mismo que hablaba catalán en la intimidad, que consideraba a Pujol como un socio y amigo preferente, que transfirió decenas de competencias a Cataluña... y que ahora se dedica a darnos lecciones de españolidad a los españoles."

Hablando de quien le ha regalado el dinero, tenemos a Esperanza Aguirre y la Fundación Villacisneros, a la que pertenece también Ignacio Astarloa, alto cargo del ministerio de Interior con Aznar. Es curioso esto de las fundaciones, todos los partidos tienen una... o varias a las que otorgar jugosas subvenciones y colocar a sus amigos, familiares y allegados.

Jaime Mayor Oreja, casualmente ministro de Interior con Aznar, también creó otra fundación, en este caso la Fundación Valores y Sociedad, a la que también pertenece María San Gil, una de las pocas políticas a las que nunca criticaré, pero a la que creo que utilizan.

Entre medias de todo este entramado aparece Libres e iguales, que se denomina a sí mismo como un movimiento cívico contra el secesionismo catalán. Fundado por Cayetana Álvarez de Toledo, XIII marquesa de Casa Fuerte y ex-diputada del Partido Popular y directora del área internacional de la Fundación FAES. 

Hablando de la Fundación FAES (Análisis y Estudios Sociales), que es la antigua fundación del Partido Popular, presidida por el mismísimo José María Aznar. El mismo que hablaba catalán en la intimidad, que consideraba a Pujol como un socio y amigo preferente, que transfirió decenas de competencias a Cataluña... y que ahora se dedica a darnos lecciones de españolidad a los españoles. 

"Hasta que los españoles no asumamos que nadie va a venir a salvarnos y que ningún salvapatrias va a solucionarnos los problemas, ni los españoles como sociedad ni España como nación saldremos adelante."

No se recuerda la dimisión o renuncia al puesto de ninguno de estos defensores de la unidad de España tan críticos con el nacionalismo catalán, cuando pertenecían al Partido Popular y pactaban con los nacionalistas, entregaban competencias e implantaban la inmersión lingüística en Valencia, donde gobernaban y hacían estudiar a los niños valencianos... en catalán. Sí, he dicho catalán, no valenciano. Pero por desgracia, el hispanistaní con su memoria de pez, ya lo habrá olvidado.

 

Al final siempre son las mismas familias, las mismas personas y los mismos círculos cerrados los que manejan el poder en España. Políticos, ex-políticos, aristócratas... que entran y salen de la vida política, crean fundaciones y asociaciones a las que entregan millones de euros en subvenciones del dinero que ellos mismos nos roban  mediante impuestos. Toda una vida dedicada a vivir del cuento sin pegar un palo al agua a nuestra costa.

Pero ese no es el mayor problema. Lo peor de todo esto es que ellos son los verdaderos creadores de los problemas que nos afectan a los españoles, para luego presentarse ellos mismos otra vez como la solución. ya verás como de alguno de estos lugares que he mencionado aparece el nuevo salvapatrias. Se pondrán a la cabeza de las manifestaciones y se aprovecharán de nuestra indignación otra vez. Porque eso es lo que son: unos oportunistas de manual.

Hasta que los españoles no asumamos que nadie va a venir a salvarnos y que ningún salvapatrias va a solucionarnos los problemas, ni los españoles como sociedad ni España como nación saldremos adelante. Porque a ellos no les interesamos lo más mínimo, les dan igual nuestros problemas y solo buscan una cosa: el poder y los inmensos privilegios económicos que les reporta. Seremos los ciudadanos los que tendremos que sacarnos las castañas del fuego, como bien dijo Antonio Machado:

"Haced política, porque si no la hacéis, alguien la hará por vosotros... y probablemente, contra vosotros."

A ver si espabilamos de una vez y le quitamos la razón a Antonio Machado, que ya va siendo hora.

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