

Segregación legal
¿Es legal que ocupen tu casa, aunque presentes a la policía la escritura notarial que demuestra que es de tu propiedad? Sí. ¿Es moral? No. ¿Es legal que un político pueda ponerse el sueldo que desee? Sí. ¿Es moral? No. ¿Es legal que se decreten amnistías fiscales para según quién, mientras pobre de ti si te equivocas en yu declaración de la renta? Sí. ¿Es moral? No. ¿Es legal que un político tenga un trato diferente por parte de la justicia respecto a un ciudadano común? Sí. ¿Es moral? No. ¿Es legal que tengas que renunciar a una herencia por la que ya se pagaron impuestos en su día debido a que tienes que volver a pagar más impuestos? Sí. ¿Es moral? No.
Sin duda alguna son preguntas que todos nos hacemos y cuyas respuestas nos demuestran que los españoles vivimos segregados legalmente, tal y como los negros en USA sufrían en sus carnes la segregación racial. No será la crisis económica, ni el copago sanitario, ni la rebaja de las pensiones, ni siquiera el nacionalismo lo que acabará rompiendo la paz social en España. Será la justicia, o mejor dicho la falta de ella, lo que hará que los ciudadanos españoles se den cuenta de que viven engañados y expoliados por la clase política.
Llevo tiempo dándole vueltas a cómo enfocar un tema que siempre me ha inquietado. No es otro que el permanente conflicto entre lo legal y lo moral, algo recurrente durante toda la historia del pensamiento filosófico. Maquiavelo, Kant, Hegel y otros grandes pensadores de diferentes escuelas filosóficas reflexionaron acerca de ello y elaboraron sus propias teorías. Es un asunto complejo y espinoso con muchas interpretaciones, así que yo simplemente intentaré explicar cuál es mi punto de vista al respecto.
"La Ley emanaba de lo que la sociedad consideraba adecuado y se redactaban leyes que castigaban duramente a todos aquellos que se atrevían a ir en contra de lo que la sociedad consideraba necesario y justo para vivir en paz."
La tradición clásica europea concebía la política (que establecía qué era lo legal) como la continuación de la moral y por lo tanto no existía diferencia entre ellas. La Ley emanaba de lo que la sociedad consideraba adecuado y se redactaban leyes que castigaban duramente a todos aquellos que se atrevían a ir en contra de lo que la sociedad consideraba necesario y justo para vivir en paz. Es cierto que lo que las personas entendían como adecuado estaba muy influido por la religión que profesaban y por la cultura en la que vivían. Por ejemplo, no matar o no robar eran leyes comunes en las sociedades de Occidente y de Oriente, sin embargo que un hombre pudiera tener más de una esposa era contrario a las leyes de ciertas culturas occidentales pero no de las orientales.
Es aquí cuando se tuerce la cosa, ya que mientras las sociedades viven aisladas y cada una vive de acuerdo a sus leyes, que a la vez son legales y morales, no existe conflicto alguno. Con la aparición del comercio, los viajes y el intercambio cultural comienzan los problemas: "aquí de toda la vida las cosas se han hecho así y tú no vas a venir a cambiarlas", tan recurrente hoy día en las empresas privadas y en la Administración Pública.
Lo que en un principio parece totalmente lógico, deja de serlo al entrar en conflicto las leyes de unas sociedades con las de otras. Esta incomprensión entre unas y otras culturas (mediatizadas por la religión), ha sido la base de las guerras que se han producido a lo largo de la historia, aparte de los deseos imperiales, de conquista y de acaparamiento de recursos naturales o materiales.
"Immanuel Kant pensó que la solución era separar el derecho y la moral en dos esferas independientes, rompiendo con la tradición de que la legalidad era una continuación de la moralidad."
Esto fue así durante siglos hasta que llegó la Ilustración, que entre otras cosas pretendía poner cada cosa en su sitio y la razón por encima de todo, tras cientos de años donde la Ley básicamente era lo que decía la religión. Después de darle muchas vueltas a todo esto, Immanuel Kant pensó que la solución era separar el derecho y la moral en dos esferas independientes, rompiendo con la tradición de que la legalidad era una continuación de la moralidad. Como cada uno tiene su moral, lo mejor es que haya una legalidad común a todos y que cada cual se guarde su moralidad para su intimidad.
Kant era prusiano y vivió durante la época de la Ilustración, con lo que su teoría también estuvo influida por el ambiente en el que vivía. Nadie es ajeno a la realidad y a las circunstancias que le rodean, ni siquiera el mismísimo Kant. Esta separación, que dura hasta nuestros días, acabó con una tradición arraigada en el pensamiento de la humanidad durante siglos que se basaba en la cultura clásica.
Dicha ruptura, que en un principio tenía un fin positivo al separar la ley (la razón) de lo moral (la religión), trajo consigo un problema mayor que cuando la Ley y la moral iban de la mano: la creación de leyes "legales" pero a la vez inmorales, algo que nunca había sucedido hasta entonces. Quienes redactan las leyes son personas con su propia moralidad... o sin ella. Pueden estimar que sea legal nombrar a los jueces para tener controlada la justicia. Pueden decidir que la ley electoral sea la más conveniente para sus intereses. O que en las cajas de ahorro gestionadas por ellos mismos, cobrar cuatro, cinco o diez millones de euros de indemnización por despido sea legal... Todo ello es completamente legal, pero desde mi humilde punto de vista no es moral ni por asomo.
"El rey medieval arriesgaba su propia vida luchando junto a sus soldados, mientras que los políticos actuales saldrían corriendo con el rabo entre las piernas al primer disparo."
Antes de que Kant sentase las bases del derecho moderno, los reyes y los señores feudales del medievo, a pesar de explotar a sus súbditos y considerarlos de su propiedad, siempre tenían sobre su conciencia el peso de la ley moral establecida por la religión, y su legitimidad ante el pueblo dependía de cumplir con la ley de Dios. El Papa de Roma podía quitar y poner reyes si estos no se ajustaban a las reglas de la Iglesia. Lo mismo sucedía en el mundo oriental. Digamos que los "políticos" de aquella época tenían leyes superiores a ellos mismos ante las que debían responder. Eran reyes por "gracia divina".
La propaganda actual nos ha hecho creer que aquellos gobernantes eran auténticos monstruos que tiranizaban y esclavizaban a la población. Si bien es cierto que la población de aquella época vivía miserablemente, no es menos cierto que sus gobernantes tampoco nadaban en la abundancia... porque no existía esa abundancia material, ya que los medios de producción eran escasos y poco eficientes.
Sin embargo, el rey se ocupaba de proteger a sus súbditos de las invasiones de bandidos, piratas o secuestradores. Y exigía por ello un tributo justo: el diezmo, que era el 10% de la producción anual, y si ese año se había helado la cosecha o había habido sequía, no había comida ni para el súbdito... ni diezmo para el rey. No creo que haga falta comparar la carga impositiva actual de nuestros benevolentes servidores públicos (60%), con la carga que soportaban los campesinos de sus tiránicos y despiadados gobernantes (10%).
Y con una diferencia muy importante: el rey medieval arriesgaba su propia vida luchando junto a sus soldados, mientras que los políticos actuales saldrían corriendo con el rabo entre las piernas al primer disparo. Cuando se produjo el golpe de Estado del 23F, solo tres políticos permanecieron sentados, mantuvieron su dignidad y se enfrentaron a los golpistas: Adolfo Suárez, Manuel Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo. Los 350 políticos restantes, entre los que se encontraban los en otros tiempos valientes gudaris vascos y los orgullosos escamots catalanes, se escondieron bajo el escaño y alguno hasta se hizo sus necesidades encima. Eso sí, todos habían corrido delante de los grises valientemente durante la dictadura.
"¿Y qué le impide al Estado legislar para su propio beneficio y en contra de sus ciudadanos, si ya no responde ante una ley común aceptada por todos como es la moralidad?. Nada."
Con esto no quiero decir que era mejor vivir bajo las leyes morales que la religión y la cultura de la época dictaban, sino que la separación total de lo legal y lo moral tuvo como consecuencia que la legitimidad de los gobernantes o los políticos ya no dependía de la bondad de sus súbditos o ciudadanos, sino de la simple legalidad de sus actuaciones. ¿Y quién determina la legalidad de las actuaciones?: el Estado. ¿Y qué le impide al Estado legislar para su propio beneficio y en contra de sus ciudadanos, si ya no responde ante una ley común aceptada por todos como es la moralidad?: nada.
Podríamos resumir que el derecho establece las leyes que rigen la libertad de los sujetos en el sentido de poder comprar, vender, tener propiedades, cumplir los contratos y los acuerdos sin que todo esto quede supeditado a la buena voluntad y a la conciencia moral del sujeto, ya que el Estado posee el monopolio de la fuerza para obligar de una u otra manera a que se cumplan dichos acuerdos y se respeten las libertades. Por lo tanto, tanto la moral como la legalidad buscan asegurar la libertad de las personas protegiéndolas de posibles arbitrariedades.
El problema que cada vez se hace más evidente en nuestro país, es que en la práctica la legalidad no solo se ha separado de la moralidad, sino que la contradice. Y eso es un problema social muy grave, porque cuando la población empieza a no comprender las leyes o entiende que se le aplican arbitrariamente (a él sí, pero a los demás no), el tan cacareado por la clase política Estado de derecho puede derrumbarse en cuestión de meses, dando paso a situaciones muy desagradables.
"Los españoles creemos que las leyes deben ser la garantía de nuestras libertades ante posibles arbitrariedades o injusticias, y la justicia un sentido moral y ético que se expresa en la condena social y el repudio público."
No existe nada que frustre más a una persona que sentirse tratada injustamente. Pueden pegarle, robarle o insultarle, pero ver como a él le castigan mientras a otros les libran del castigo, es algo que no puede tolerar. Es lo que está pasando en España más veces de las que la población está dispuesta a admitir, de ahí el evidente distanciamiento entre políticos y ciudadanos.
Todo esto nos lleva a la raíz del problema, que no es otro que la politización de la justicia en España al servicio de la clase política y no al servicio de los ciudadanos españoles. Los partidos políticos, en su cortedad de miras e ignorancia supina, entienden la justicia como una institución llena de funcionarios, y las leyes como unos papeles en los que ellos son juez y parte.
Por el contrario, los españoles creemos que las leyes deben ser la garantía de nuestras libertades ante posibles arbitrariedades o injusticias, y la justicia un sentido moral y ético que se expresa en la condena social y el repudio público. Este es el nudo gordiano que se debe resolver: la concepción antitética de las leyes y la justicia por parte de los políticos y de los españoles.
"A ti no te valdrá eso que a los políticos les aceptan, "no me consta", "no lo sabía" o "yo no sabía lo que firmaba, es que estaba muy enamorada de mi marido."
Las personas con escasa capacidad intelectual y/o moral no perciben la diferencia entre lo legal y lo moral, siendo para ellos permisible todo aquello que sea legal a pesar de su inmoralidad... y supone un verdadero peligro que demasiadas personas estimen que algo es justificable simplemente por su base legal. Soy de la opinión de que cuantas menos leyes existan, más libertad tendrá el ciudadano. Parece un contrasentido pero no lo es: si las leyes no protegen la libertad de las personas sino que la coartan, y además son arbitrarias porque unos las cumplen y otros no, resulta evidente que dichas leyes lo que realmente hacen es limitar los derechos y las libertades en lugar de proteger la libertad y los derechos de los ciudadanos.
En España se publican anualmente unas 700.000 páginas de leyes nuevas entre el Estado, las autonomías y los ayuntamientos. Todas esas regulaciones, reglamentos y actualizaciones deberías conocerlas para poder vivir, trabajar y hacer negocios en nuestro país porque el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento. A ti no te valdrá eso que a los políticos les aceptan, "no me consta", "no lo sabía" o "yo no sabía lo que firmaba, es que estaba muy enamorada de mi marido". Es sorprendente que en 1978, casi en la dictadura, con 50.000 páginas era posible gobernar el país, lo que supone menos de una décima parte del volumen de leyes anuales actuales. Curioso, ¿verdad?
Además, las leyes se han convertido en una manera de recaudar más impuestos para mantener los privilegios de la clase política. Cada año la legislación es más restrictiva con el ciudadano pero no con el político. Miles de normas y regulaciones nuevas que en el fondo son maneras creativas de aumentar la recaudación del Estado ante la caída de los ingresos por el desplome de la economía.
"¿Las leyes deben ser morales para ser legales?. Depende de a quién beneficien y a quién perjudiquen... como les pasaba a los negros en Alabama hace setenta años."
Para finalizar, te haré un listado de unas cuantas leyes para "proteger a los ciudadanos" y que deberías conocer. Todos esos plenos municipales, concejalías, comisiones del Congreso y demás parafernalia se dedican entre otras cosas a esto:
· Prohibido jugar al dominó en la terraza de los bares en Mojácar.
· Prohibido dar de comer a perros o gatos callejeros en casi toda España.
· En Madrid los mendigos puede mendigar sin perro, pero no con él.
· Prohibido correr y saltar en la calle en Madrid y otras ciudades.
· Prohibido cantar en la calle en Madrid, Barcelona y Zamora.
· Prohibido tener sexo en el coche.
· Prohibido dormir en tu coche o en tu autocaravana.
· Prohibido hacer castillos en la arena en las playas de Tenerife.
· Prohibido que los niños jueguen en la calle en Villanueva de la Torre.
· Prohibido tener una fregona en la terraza de casa también en Villanueva de la Torre.
¿Las leyes deben ser morales para ser legales?. Depende de a quién beneficien y a quién perjudiquen... como les pasaba a los negros en USA hace setenta años.
Los españoles somos los nuevos negros de Alabama.