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Aves carroñeras

Existen ciertos acontecimientos en la vida que dejan un recuerdo imborrable en nuestra mente debido al impacto e intensidad que estos producen en la psique. Por ejemplo, todos recordamos dónde nos encontrábamos, qué hacíamos y con quién estábamos el 11 de septiembre de 2001 cuando se produjeron los atentados terroristas en USA y vimos caer las torres gemelas. Esto no quiere decir que solo almacenemos los recuerdos relativos a sucesos negativos, ya que seguro que también recordamos perfectamente el partido contra Holanda el día 11 de julio de 2010 en Sudáfrica en el que la selección española de fútbol se proclamó campeona del mundo.

 

Hace trece años que se produjo el atentado terrorista más importante de la historia de España. Trece años ya... cómo pasa el tiempo. Recuerdo como si fuese ayer lo sucedido aquella mañana, porque por aquel entonces yo vivía en Madrid, relativamente cerca de la estación de Atocha. Resuenan en mi mente el sonido de las sirenas de la policía, bomberos y ambulancias que llenaron las calles aquel día. Sin embargo, lo que más impacto me causó y recuerdo perfectamente, fue el silencio que se produjo después.

 

Madrid es una ciudad extremadamente ruidosa, pero aquellos días el silencio ponía los pelos de punta: la gente no hablaba, los coches no tocaban el claxon, no se oían gritos, ni risas de niños, tampoco música en los coches, en los bares o en las casas, ni siquiera el sonido de las constantes taladradoras y máquinas de las obras. Fue como si se hubiese producido un tremendo shock. Los españoles no podíamos creer lo que estábamos viendo en la televisión. Han pasado trece años ya, estoy escribiendo esto y se me saltan las lágrimas... un signo inequívoco del tremendo impacto que tuvo este acontecimiento en mi mente.

"No voy a entrar en el juego que la clase política española y sus medios de comunicación lacayos crearon e impulsaron a raíz de dicho atentado para desviar la atención."

No pienso entrar en el juego sobre quién o quiénes fueron los autores de dicho atentado: NO. Se han escrito miles de páginas al respecto acerca de si fueron unos u otros, si la culpa la tuvo tal o cual... Existen teorías para todos los gustos: ETA, Al-Qaeda, los servicios secretos españoles, los servicios secretos marroquíes, la CIA, los servicios secretos franceses, el MOSSAD... solo faltan los extraterrestres y tendríamos ya todas y cada una de las teorías de la conspiración que puedan existir.

 

Como cada uno de nosotros, yo tengo mi propia opinión al respecto, pero dicha opinión no es más que eso, una opinión personal de un ciudadano español más. Por eso no voy a entrar en el juego que la clase política española y sus medios de comunicación lacayos crearon e impulsaron a raíz de dicho atentado para desviar la atención. La conocida estrategia del calamar, que expulsa su tinta para poder escapar de sus depredadores.

 

En lo relativo a los atentados del 11M tienes exclusivamente tres opciones entre las que posicionarte:

 

· Fue ETA, lo que te coloca en la posición inequívoca de ser un fachoso de derechas y sospechoso de estar afiliado, ser militante o simpatizante del Parido Popular. Punto.

 

· Fue Al Qaeda, lo que te convierte en un rojo de izquierdas y presunto afiliado, militante o simpatizante del Partido Socialista o de su nueva versión 2.0: Podemos. Ya está.

 

· No tienes muy claro quién fue y no entiendes la destrucción de las pruebas del atentado deprisa y corriendo, que solo se haya condenado a una persona en el mayor atentado de la historia de nuestro país, que ningún presidente de los USA incluya en su discurso el atentado de Madrid como islamista (sí incluyen el de Londres), y toda una serie de chapuzas en la investigación más propias de la TIA de Mortadelo y Filemón que de un Estado democrático y serio como debería ser el nuestro. Todo lo anterior te sitúa en la posición de ser un conspiranoico o en su defecto en un rojo o un facha, dependiendo de si tu interlocutor es de derechas o de izquierdas. Se acabó.

"La manipulación del lenguaje es tan grande que al final todo queda en asépticos e impersonales números y términos políticamente correctos que impiden comprender la magnitud de los problemas, las catástrofes o las tragedias humanas."

La única verdad verdadera es la siguiente: casi 200 muertos y casi 2000 heridos. Lo que voy a escribir a continuación es desagradable pero necesario. Olvídate de las cifras y de las palabras "muerto" y "herido". En nuestra sociedad, donde la corrección política ha sido implantada en nuestras mentes, la manipulación del lenguaje es tan grande que al final todo queda en asépticos e impersonales números y términos políticamente correctos que impiden comprender la magnitud de los problemas, las catástrofes o las tragedias humanas. Esta nueva dictadura de la corrección política nos aleja de nuestra naturaleza de seres humanos únicos e irreemplazables con sentimientos, para convertirnos en simples piezas o engranajes sin alma del sistema.

 

Imagina un niño al que le asoman sus dos primeros dientes de leche en brazos de su madre. Una anciana le acaricia el moflete y el niño sonríe, mientras la madre agradece con una mirada el tierno gesto de la anciana. Una pareja de jóvenes adolescentes con sus mochilas y sus cascos en el oído se dan la mano y se miran como si nada más existiera en el mundo. Un hombre entrado en años vestido con un mono de trabajo le cede su asiento a una mujer embarazada de muchos meses, lo que esta agradece sinceramente. Un hombre con traje y corbata mira en su teléfono un sms: su hijo le felicita por su 53 cumpleaños, acaba de despertarse y su padre ya salió hace una hora camino al trabajo, por lo que no pudo darle un beso. No importa, porque cuando vuelva a casa por la noche, mamá habrá preparado el pollo asado que tanto le gusta y todos juntos celebrarán ese día tan especial.

"Hablar de "muertos" y "heridos" no refleja lo que ocurrió. Uno piensa en un muerto y piensa que se ha muerto y punto. Uno piensa en un herido y piensa en alguien al que le han curado o atendido en un hospital. Pues no, la realidad y la vida son mucho más duras y crueles que eso."

"Próxima estación: Atocha, correspondencia con línea..." Luz cegadora, estruendo, calor abrasador, silencio, humo, llamas, lloros y quejidos. Han estallado los explosivos. El vagón queda reducido a un amasijo de hierros incandescentes retorcidos. Hablar de "muertos" y "heridos" no refleja lo que ocurrió. Uno piensa en un muerto y piensa que se ha muerto y punto. Uno piensa en un herido y piensa en alguien al que le han curado o atendido en un hospital. Pues no, la realidad y la vida son mucho más duras y crueles que eso. Aquellos que murieron al instante tuvieron suerte, mucha suerte... comparado con el resto de personas que tardaron minutos, horas e incluso días en fallecer tras una terrible y dolorosa agonía.

 

Imagina a la madre sujetando medio cuerpo de su bebé, al que le falta literalmente un brazo, una pierna y la mitad de la cabeza. Lo que sujeta entre sus manos es una masa amorfa de carne sin vida que segundos antes era su hijo. Mientras observa parte de la masa cerebral que se desprende del cráneo de lo que era su bebé, se da cuenta de un pequeño detalle: a ella también le falta un brazo, que aun sigue sintiendo debido a que sus terminaciones nerviosas aun no han colapsado y le han hecho entrar en estado de shock.

 

Los dos adolescentes enamorados yacen en el suelo a cinco metros de donde estaban un segundo antes, debido a que la onda expansiva les ha lanzado violentamente. Él ha caído encima de ella, sus ojos están borrosos porque una viscosa película roja de sangre caliente le cae de la frente. Se palpa la cabeza y tiene un anclaje del asiento incrustado en la frente. Ella sufre convulsiones y vomita sangre por la boca, tiene los ojos muy abiertos y una mirada perdida a la vez que aterrada. El chico se incorpora como puede y ve que ella no tiene piernas, en realidad le falta el cuerpo de cintura para abajo. No puede creer lo que está viendo y se desmaya encima de ella. Se oyen quejidos, lloros y gritos terribles y agónicos.

"Las personas que mueren al instante tienen suerte, ya que los que han quedado gravemente heridos van a morir igual... solo que entre terribles y agónicos sufrimientos."

La anciana tan cariñosa ha tenido suerte porque se ha desintegrado literalmente, ya que estaba sentada justo al lado de la mochila explosiva. El señor que cedió el asiento a la embarazada, la embarazada con su hijo en el vientre y el hombre del traje que cumplía años ese día, han muerto quemados vivos debido al gasoil del depósito de combustible del tren, ya que estaban justo encima de él. Desgraciadamente han tardado casi un minuto en morir, sintiendo cómo el líquido inflamable ardiendo achicharraba su piel y sus pulmones, en una muerte terrible entre el dolor y la asfixia. ¿Alguien conoce una forma más inhumana y dolorosa para morir que esta?. A mi no se me ocurre ninguna... y tengo bastante imaginación.

 

Las personas que mueren al instante tienen suerte, ya que los que han quedado gravemente heridos van a morir igual... solo que entre terribles y agónicos sufrimientos. Esa es la realidad: personas como usted y como yo, bebés risueños, niños que ríen, adolescentes enamorados, madres embobadas con sus retoños, ancianas y hombres hechos y derechos, muriéndose entre horrorosos dolores y llorando como niños pequeños porque notan que se les va la vida sin entender porqué. Sí, notan que se mueren mientras se desangran. Esta es la realidad verdadera y no las asépticas cifras de casi 200 "muertos" y 2000 "heridos". Cada una de ellas con su vida, sus familias, sus ilusiones y sus problemas... como tú  y como yo.

"Unos representantes de los ciudadanos responsables habrían colaborado en la medida de sus posibilidades a que esta situación se hubiese llevado de la mejor manera posible. Sin culpas, sin culpables y sin reproches. Pero no."

Bien, ahora comparemos esta situación aterradora y desesperante con el comportamiento de la clase política y de los medios de comunicación. Vuelvo a insistir en que no me interesa en absoluto determinar quién o quiénes fueron los culpables de esta masacre. Solo me mueve la legítima intención de demostrar la catadura moral y la escasa altura de miras de la clase política española y sus medios de comunicación. Todos se lanzaron como buitres a intentar sacar rédito político de aquellas pobres personas que en ese mismo instante se estaban muriendo. Unos atribuyendo la autoría del atentado a ETA y otros a los islamistas. No hubo ni un solo político o periodista que no intentase arrimar el ascua a su sardina: unos para fortalecer su puesto en el Gobierno ante unas elecciones que tenían ganadas, y otros intentando obtener votos acusando del atentado al Gobierno por haber participado el la Guerra de Irak.

 

Unos representantes de los ciudadanos responsables (que eso son los políticos: RE-PRE-SEN-TAN-TES), habrían cerrado filas y llamado a la unidad, se habrían apoyado los unos a los otros, habrían suspendido las elecciones hasta que la situación se tranquilizara, y su misión principal habría sido atender a las víctimas e investigar quién había sido el causante de semejante barbarie. A su vez, los medios de comunicación habrían llamado a la calma y a la tranquilidad, habrían intentado informar de manera objetiva y se habrían puesto al servicio de los ciudadanos para ayudarles a encontrar a sus familiares desaparecidos. En definitiva, todos habrían colaborado en la medida de sus posibilidades a que esta situación se hubiese llevado de la mejor manera posible. Sin culpas, sin culpables y sin reproches. Pero no.

"Mientras cientos de médicos, enfermeras, policías, militares, guardias civiles, bomberos y ciudadanos anónimos acudían a los hospitales y a donde hiciera falta para ayudar gratuíta y desinteresadamente, la clase política se dedicaba a diseñar la estrategia que les permitiese mantener sus privilegios y prebendas."

Los políticos se dedicaron a echarse mierda los unos a los otros en su archiconocida estrategia del "y tú más", ya se sabe que con tal de mantener sus coches oficiales, sus trajes a medida de 3.000 euros, sus comidas en los mejores restaurantes y vivir sin dar un palo al agua por-que-ellos-lo-valen hicieron lo único que saben hacer: lanzarse como aves carroñeras en busca de la presa más débil. Y en este caso la presa más débil era el Pueblo español, en estado de shock y sin comprender cómo ante una tragedia de esta magnitud sus REPRESENTANTES se embarcaban en una frenética carrera por conseguir votos, aunque fuese a costa de los cientos de muertos y miles de heridos aun calientes en las bolsas de plástico que ayudaban a cerrar los esforzados médicos, policías, bomberos y cualquiera que pasara por allí.

 

Mientras cientos de médicos, enfermeras, policías, militares, guardias civiles, bomberos y ciudadanos anónimos acudían a los hospitales y a donde hiciera falta para ayudar gratuíta y desinteresadamente, la clase política se dedicaba a diseñar la estrategia que les permitiese mantener sus privilegios y prebendas. Faltaría más. Cientos de ciudadanos anónimos que pasaban cerca de Atocha dejaron lo que estaban haciendo y arriesgaron sus vidas sin saberlo para ayudar a los que viajaban en los trenes. Se mancharon las manos de sangre, vísceras y heces para intentar hacer algo por sus semejantes.

 

¿Saben cómo huele un pollo quemado con plumas?, pues multiplíquenlo por dos mil, añádanle el olor dulzón de la sangre caliente y el de las heces que llevaban las tripas reventadas de los pasajeros del tren: esa es la realidad y no las frías y asépticas cifras que nuestros políticos presentaban en aquel momento desde sus limpios despachos y embutidos en sus perfumados trajes a medida. Incluso en Génova, 13 en la sede nacional del partido azul, aquella mañana seguían blanqueando dinero en los bancos, como reflejan los comprobantes de los ingresos que han aparecido en el sumario judicial. Los españoles muriéndose y agonizando, y los políticos azules a lo suyo, blanqueando dinero.

"En España, fieles a sus principios (ninguno), se enzarzaron en una guerra electoral sin miramientos para alcanzar el poder y con ello el maná de la caja del dinero público."

Mientras tanto, los medios de comunicación patrios, en una traición y una desvergüenza impropias de quienes deben servir también a sus conciudadanos, arengaban a las masas a rodear las sedes del partido del Gobierno en toda España. En lugar de llamar a la tranquilidad, ayudar a organizar a las personas y utilizar sus redacciones, sus unidades móviles y sus conexiones vía satélite como lugares de conexión entre víctimas y familiares, se dedicaron a lo mismo que sus jefes: a sacar tajada. No sin mi subvención, faltaría más.

 

Lleva toda la razón del mundo Donald Trump cuando señala a los medios de comunicación como el principal enemigo del Pueblo americano. Si viese lo que pasa en España, alucinaría. Hay periodistas en este país muy muy muy muy conocidos cuyo comportamiento durante esos días fue tan miserable, rabioso, manipulador e interesado que se les tendría que haber retirado la nacionalidad española, condenarlos al destierro e impedirles volver a pisar nuestro país por siempre jamás.

 

Cuando se produjeron los atentados en USA, Londres o más recientemente en Francia, la clase política de esos países, a diferencia de la española, se unió y entendió que lo principal era ayudar a las víctimas de los atentados, transmitir tranquilidad, mantenerse unidos y proteger a sus ciudadanos. Después ya se vería, pero lo primero era lo primero. En USA, tanto republicanos como demócratas hicieron causa común frente al terrorismo sin acusarse mutuamente de la Guerra de Irak. En el Reino Unido, tanto laboristas como conservadores mostraron unidad y velaron por la seguridad de sus ciudadanos. Y en Francia pasó tres cuartas de lo mismo: derecha e izquierda unieron sus fuerzas sin fisuras. En España, fieles a sus principios (ninguno), se enzarzaron en una guerra electoral sin miramientos para alcanzar el poder y con ello el maná de la caja del dinero público.

"Ningún miembro de la clase política enfundado en sus caros trajes, le llega ni siquiera a la suela del zapato de cada uno de los ciudadanos españoles."

Es significativo y nauseabundo que hasta las asociaciones de víctimas hayan sido politizadas hasta tal extremo que no sean capaces de hacer un frente común y unirse como lo que son: víctimas del terrorismo y no peones o tontos útiles de los partidos políticos de "derecha" e "izquierda". Hasta ese punto hemos llegado en este esquizofrenia colectiva llamada España.

 

Por otra parte, son increíbles las declaraciones del juez instructor del caso, el juez Bermúdez, donde dice que "España no está preparada para conocer la verdad del 11M". Toma castaña, resulta que el propio juez instructor del caso insinúa que la sentencia no es verdad y que los españoles somos tan inmaduros e ignorantes que no estamos preparados para saber lo que pasó... pero sí para pagar impuestos de los que sale su propio sueldo. Ningún partido político ha pedido su comparecencia en el Congreso para que cante la gallina sobre eso que solo él sabe pero que los españoles no estamos preparados para saber... curioso.

 

Ante tanta miseria moral por parte de los mismos de siempre, hay que honrar y agradecer a la mayoría del pueblo español que no se dejó manipular por los políticos y los medios, su actitud y su comportamiento ejemplar. Somos un país lleno de personas buenas, solidarias, que se preocupan... excepcionales. Desde luego, ningún miembro de la clase política enfundado en sus caros trajes, le llega ni siquiera a la suela del zapato de cada uno de los ciudadanos españoles. Por eso los ciudadanos tenemos que librarnos de esta plaga bíblica que asola nuestra sociedad desde hace cientos de años.

"Ese es el verdadero consenso de la clase política española: que no haya independencia judicial ni separación de poderes en España, porque el 90% de sus señorías, si realmente hubiese justicia en este país, estarían entre rejas para siempre."

El consenso socialdemócrata... qué curioso que todos los partidos políticos se comporten de igual manera: azules, rojos, morados y naranjas. Todos consideran que no hay nada que investigar y que es un caso cerrado... qué bonito es el consenso. Sobre todo para que la justicia en este país siga politizada y no investigue de manera independiente y objetiva. Ese es el verdadero consenso de la clase política española: que no haya independencia judicial ni separación de poderes en España, porque el 90% de sus señorías, si realmente hubiese justicia en este país, estarían entre rejas para siempre.

 

Y que luego no vengan los de la "nueva política" a hacerse las damiselas ofendidas, que todos sabíamos que ni el PP ni el PSOE iban a cumplir nada de lo que firmaron para que se formase gobierno. Todos menos él, que se las da de listo y era el único que no sabía lo que iba a pasar. Todo por la pasta, ¿verdad?. El otro adalid de la "nueva política" es aun más esperpéntico, ya que pregona y se enorgullece de haber sido uno de los que cercó como un energúmeno la sede del partido del Gobierno aquellos días: una muestra inequívoca de que es un fanático (un ignorante motivado) y un sectario.

 

La ruin y miserable clase política en su conjunto, después de abandonar a las víctimas y dejar en el aire más preguntas que respuestas, se dedica sin ningún pudor a hacerse fotos en los homenajes que se celebran cada año en recuerdo de las víctimas. Sonrisas, palabras vacías y lágrimas de cocodrilo (los cocodrilos lloran cuando devoran a sus presas) de los mismos que se comportaron como aves carroñeras ante el atentado más importante de la historia de España, en el que murieron casi 200 personas y resultaron heridos y mutilados casi 2000 inocentes que pasaban por allí.

 

Mi más sentido recuerdo a los familiares y mutilados del atentado más sangriento de la historia en suelo español, porque por desgracia parece que de los muertos solo se acuerdan ya sus familiares.

 

No es así... las personas decentes de este país nunca os olvidaremos y siempre estaréis en nuestros corazones.

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