

Embarazada... pero solo a medias
Se le atribuye al filósofo y fraile franciscano Guillermo de Ockham (1280-1349) el principio metodológico y filosófico conocido como "la navaja de Ockham". Dicho principio es utilizado habitualmente en la investigación científica como una regla general que guía a los científicos en el desarrollo de modelos teóricos. El propio Guillermo de Ockham lo definió como que "la explicación más simple suficiente es la más probable, más no necesariamente la verdadera". Es decir, que cuando buscamos una respuesta entre varias opciones disponibles, la explicación más sencilla y evidente suele ser la que tiene más probabilidades de ser la acertada.
Este principio metodológico, en cierto modo está relacionado con uno de los principios del derecho romano, el conocido como "cui bono o cui prodest", cuya traducción sería "¿quién se beneficia?". Su origen se atribuye al cónsul romano Lucio Casio Longino Ravilla, aunque se hizo popular gracias al conocido filósofo Cicerón. Este principio muy usado en la investigación criminal establece que para averiguar la razón o las razones de un hecho determinado, hay que preguntarse quién se beneficia de sus consecuencias o resultados.
Sostengo que en España los miembros y simpatizantes de los partidos políticos se dividen en dos: los que roban y los que no pueden robar. Los segundos se conforman con admirar a los primeros y esperar que algún día puedan ocupar su puesto. Tiene su lógica al aplicar los dos principios antes mencionados si queremos averiguar cómo es posible que aun existan personas en nuestro país que militen, apoyen y defiendan a los corruptos partidos políticos que han arruinado España. Y no me refiero solo a los azules y a los rojos, porque los naranjas y los morados forman parte de la misma clase política, ya que sus miembros son los que se quedaron sin sitio y sin su parte del pastel en los azules y en los rojos. No es una opinión, son hechos demostrados y quien tenga interés en confirmarlo puede buscarlo en San Google.
"Mediante la captación y la compra de votos a cambio de subvenciones, ayudas, contratos, puestos de trabajo, comisiones y otros similares, la clase política ha tejido un red que les permite mantenerse en el poder indefinidamente."
Como establece la navaja de Ockham, ¿cuál es la explicación más sencilla de esta situación?. Es harto evidente la corrupción institucionalizada de la clase política, por lo que el desconocimiento no sería la respuesta acertada y más con la cantidad de información con la que contamos en la actualidad a través de internet, redes sociales, libros, diarios, emisoras y un largo etcétera, lo cual invalida la teoría de que la gente los apoya por ignorancia.
Según el principio de cui prodest, ¿a quién beneficia esta situación?. Evidentemente al conjunto de la ciudadanía no le beneficia. En todo caso sacarían provecho de esto los que se encuentran dentro de los partidos, sus familiares, sus amigos, sus allegados y sus redes clientelares. Mediante la captación y la compra de votos a cambio de subvenciones, ayudas, contratos, puestos de trabajo, comisiones y otros similares, la clase política ha tejido un red que les permite mantenerse en el poder indefinidamente. El caso de Andalucía es paradigmático en este sentido. Una de las regiones más empobrecidas y con la tasa de desempleo más alta de toda Europa, gobernada durante cuarenta años por la misma mafia política, como si fuera Sicilia: el clan de los Gazules y el de Dos Hermanas, o la familia Genovese y la familia Lucchese.
Los ciudadanos españoles honrados, que somos la mayoría silenciada por los partidos políticos y los medios de comunicación, que trabajamos, pagamos impuestos y cumplimos las leyes, nos encontramos totalmente secuestrados por una minoría subvencionada y que mantiene en el poder a los mismos que nos arruinan y nos suben los impuestos para entregárselos a esta minoría que tiene amordazada a la mayoría de españoles.
"La razón fundamental para seguir apoyando a los "suyos" cual rehenes con síndrome de Estocolmo, a pesar de que les frían a impuestos, les hagan cerrar sus negocios, perder sus empleos y hagan emigrar a sus hijos y nietos, es el consabido "todos no son iguales, la mayoría son honrados salvo algunas excepciones."
Respecto a que en España los miembros y los simpatizantes de los partidos políticos se dividen en dos: los que roban y los que no pueden robar, y que los segundos se conforman con admirar a los primeros y esperar que algún día puedan ocupar su puesto, yo añadiría una tercera categoría: los que son tan sectarios que son incapaces de entender que "su" partido no es "su" partido, que los "suyos" no son los "suyos", y que lo único que persigue la clase política española es ocupar el poder y tener el control de las instituciones para mantener sus privilegios sin límite, su estupenda forma de vida y sus redes clientelares, de las que estos ilusos por supuesto no forman parte. Estos últimos serían los "tontos útiles masocas" de los otros dos: los que roban y los que aspiran a robar algún día.
Los "tontos útiles masocas" del sistema suelen tener implantado en su cerebro un argumento tan infantil que haría llorar hasta al mismo Niño Jesús. La razón fundamental para seguir apoyando a los "suyos" cual rehenes con síndrome de Estocolmo, a pesar de que les frían a impuestos, les hagan cerrar sus negocios, perder sus empleos y hagan emigrar a sus hijos y nietos, es el consabido "todos no son iguales, la mayoría son honrados salvo algunas excepciones". Ya estamos con los famosos "casos aislados" de los que hablé en el artículo anterior. Desengáñate, porque una banda delictiva y mafiosa no está compuesta por hermanitas de la caridad, está llena de delincuentes.
Puede llegarse a entender, aunque no se esté de acuerdo ni se comparta, que los familiares, conocidos, amigos, allegados... de la clase política les apoyen y defiendan, ya que les dan trabajo, les colocan de asesores, les otorgan contratos y obras públicas... es normal que vayan a los mítines a agitar las banderitas, a aplaudir y a cantar. Pero un ciudadano honrado que no recibe de la clase política más que subidas de impuestos, desempleo, trabajo precario y mal pagado, burocracia y papeleo absurdo, multas y radares de velocidad... realmente debe sufrir un trastorno masoquista tan agudo que el mismísimo Marqués de Sade palidecería.
"Quien obra con honradez se caracterizará por la rectitud de ánimo, integridad con la cual procede en todo en lo que actúa, respetando sobre todas las cosas las normas que se consideran como correctas y adecuadas en la comunidad en la cual vive."
Desde luego los medios de comunicación y la clase política española han conseguido lavar el cerebro de forma tan efectiva a los ciudadanos, que las técnicas de lobotomización cerebral de los años cincuenta se quedan cortas comparándolas con los resultados alcanzados hoy en día.
Según su definición, "la honestidad u honradez es el valor de decir la verdad, ser decente, recatado, razonable y justo. Desde un punto de vista filosófico es una cualidad humana que consiste en actuar de acuerdo como se piensa y se siente. Se refiere a la cualidad con la cual se designa a aquella persona que se muestra tanto en su obrar como en su manera de pensar como justa, recta e íntegra. Quien obra con honradez se caracterizará por la rectitud de ánimo, integridad con la cual procede en todo en lo que actúa, respetando sobre todas las cosas las normas que se consideran como correctas y adecuadas en la comunidad en la cual vive".
Todo parecido con la realidad de nuestra clase política es pura ficción. Piensa en cualquier político azul, rojo, morado o naranja e intenta encajarlo dentro de esta definición... no podrás porque no existe. Pongamos un ejemplo al azar mediante el cual podamos determinar a través de la razón y la lógica si el proceder de los políticos españoles es honrado o no. Para averiguarlo utilizaremos las preguntas de los dos principios antes mencionados: ¿cuál es la explicación más sencilla? y ¿a quién beneficia?.
"La clase política representada por cualquier partido, rojo, azul, naranja o morado, actúa de la misma manera: profunda vocación de servicio público, honrados, demócratas, muy preparados y además limpios y aseados."
Imaginemos a Susana, o a Esperanza, o a Juan Carlos, o a Íñigo. Forman parte de la clase política representada por cualquier partido, rojo, azul, naranja o morado, da igual porque todos actúan de la misma manera: profunda vocación de servicio público, honrados, demócratas, muy preparados y además limpios y aseados. Es que lo tienen todo, vamos.
Imaginemos que existiese la remota posibilidad de un caso de corrupción en su partido por financiación ilegal, cobro de comisiones, dinero negro, evasión de capitales, malversación de dinero público en cursos de formación y empleo... ya sé que suena raro y difícil de creer, pero son solo unos ejemplos al azar y sin maldad ninguna.
Susana Rojo, Juan Carlos Naranja, Esperanza Azul o Íñigo Morado en su caso, podrían ser:
a) Los directos responsables del delito y se beneficiarían de ello directamente.
b) No participarían directamente en el delito, sabrían lo que ocurre en su partido, callarían y se beneficiarían de ello indirectamente a sabiendas de lo que sucede. Niegan saberlo o haberlo sabido cuando se descubre el pastel.
c) Ni participarían ni sabrían del delito que se está produciendo en su partido, pero también se beneficiarían de este indirectamente aun sin saberlo.
"Será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años el que, con conocimiento de la comisión de un delito y sin haber intervenido en el mismo como autor o cómplice, auxilie a los autores o cómplices para que se beneficien del provecho, producto o precio del delito, sin ánimo de lucro propio."
En el primer caso (a), tenemos a Susana Rojo, que evidentemente es la directa responsable de la corrupción y máxima beneficiada de ella, que debería ir a la cárcel si en esta pseudo-democracia existiese un mínimo de justicia.
En el segundo caso (b), podrían estar Juan Carlos Naranja o Íñigo Morado, que son cómplices y encubridores de la corrupción y co-beneficiarios de ella. El partido se beneficia y ellos se aprovechan se ello para mantenerse en el poder. Con decir que ellos no son los responsables, creen que es suficiente para defender su hipotética honradez. Algo totalmente falso, hipócrita y demagogo porque el artículo 451 del Código Penal estipula que "será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años el que, con conocimiento de la comisión de un delito y sin haber intervenido en el mismo como autor o cómplice, auxilie a los autores o cómplices para que se beneficien del provecho, producto o precio del delito, sin ánimo de lucro propio. Oculten, alterando o inutilizando el cuerpo, los efectos o los instrumentos de un delito, para impedir su descubrimiento. Ayuden a los presuntos responsables de un delito a eludir la investigación de la autoridad o de sus agentes". Por lo tanto, son culpables igualmente. Y de honrados, nada de nada.
En el último caso (c), imaginemos a Esperanza Azul, ya que este caso es el preferido por la clase política y por los medios de comunicación para justificar la corrupción institucionalizada en España. Ella es supuestamente honrada y no se ha enterado de nada. Repartían comisiones en el despacho de al lado y veía salir a sus compañeros con unos sobres bastante abultados. Las fiestas y los mítines eran una locura, un despliegue de medios y un despilfarro de dinero. Pero ella no se enteraba de nada. Vamos, que era tonta de baba. Cuando se descubre el pastel, lo que Esperanza Azul debería hacer si quiere seguir siendo una persona honrada es darse de baja de esa cueva de ladrones y crear un partido nuevo rodeada de personas en teoría honradas como ella.
"Un país deben dirigirlo los más capacitados y no los mediocres, así que personas como Esperanza Azul y muchos otros como ella es mejor que se queden en su casa. No me consta, no lo sabía, soy ciega, yo no sabía lo que firmaba, no se leer..."
Pero va a ser que no, porque eso supondría bajarse del coche oficial, dejar de vivir como una marquesa a costa de los contribuyentes españoles en lugar de buscarse un trabajo de verdad (de esos de los de levantarse a las seis de la mañana y llegar a casa a las nueve de la noche), dejar de cobrar un sueldazo, dietas, pensión, comidas en los mejores restaurantes, habitaciones en los mejores hoteles y un sinfín de privilegios más propios de un país medieval que de un país democrático moderno.
Entonces Esperanza Azul decide que virgencita, virgencita, que me quede como estoy y que mientras los "tontos útiles masocas" la sigan votando y defendiendo, es mejor no arriesgarse y meterse en aventuras de dudoso éxito. Total, que su honradez se la pasa por el arco del triunfo con tal de mantenerse en la poltrona.
Por otra parte y no menos importante, no creo que Esperanza Azul sea una persona que deba ocupar un cargo de responsabilidad política. En este caso el problema no sería su falta de honradez sino su falta de coeficiente intelectual para darse cuenta de lo que ocurre a su alrededor. Un país deben dirigirlo los más capacitados y no los mediocres, así que personas como Esperanza Azul y muchos otros como ella es mejor que se queden en su casa. No me consta, no lo sabía, soy ciega, yo no sabía lo que firmaba, no se leer...
"Nuestro país está gobernado por una clase política llena de cínicos, hipócritas y mediocres, esto último quizá se podría explicar por su endogamia."
Después de este razonamiento, llegamos a la conclusión de que la respuesta más sencilla es la acertada y que el que saca mayor beneficio es el culpable de la situación. Según su definición, los miembros de la clase política española se dividirían en:
· Los cínicos: personas que mienten con descaro y que defienden o practican de forma impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación.
· Los hipócritas: personas que pretenden que se vea la grandeza y bondad que construyen con apariencias sobre sí mismas, propagándose como ejemplo y pretendiendo o pidiendo que se actúe de la misma forma, además de que se glorifique su proceder aunque sus fines y logros estén alejados de la realidad.
Por desgracia, nuestro país está gobernado por una clase política llena de cínicos, hipócritas y mediocres, esto último quizá se podría explicar por su endogamia... ya saben que lo de casarse entre primos, no renovar la sangre y esas cosas... las consecuencias que acarrea.
Lo que la clase política y sus "tontos útiles masocas" no comprenden es que la honradez y la honestidad son como el embarazo de una mujer: se puede estar embarazada o se puede no estarlo. Lo que no se puede es estar medio embarazada o embarazada a medias.