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La vocación de servicio público... o tener la cara de hormigón armado

Es sorprendente el concepto que de sí misma tiene la clase política en España. Ellos se definen como servidores públicos en lugar de como políticos profesionales. Por supuesto, para realizar dicha afirmación esgrimen orgullosos una supuesta vocación de servicio público o de servicio al ciudadano. Si analizamos y comparamos los hechos mediante datos objetivos y cifras concretas, la realidad es muy diferente de lo que la clase política se empeña en hacernos creer. No nos adelantemos y empecemos por el principio.

 

Por definición, un servidor público es una persona que realiza un trabajo (remunerado o no) de utilidad social. Esta labor beneficia al conjunto de los ciudadanos que forman dicha sociedad y no produce ninguna ganancia privada excepto su justo salario. Esta actividad se desarrolla a través de las instituciones públicas: enseñanza, sanidad, seguridad, administración, servicios... siendo el Estado el encargado de su administración y coordinación. Además, el hecho de que los servidores públicos decidan y administren recursos que no les pertenecen aumenta su responsabilidad, por lo que su comportamiento personal y profesional debe ser intachable, honrado, responsable, leal y transparente. Queda bastante claro lo que es un servidor público.

 

Lo que en un principio debería ser un servicio que se realiza con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de sus conciudadanos, se ha convertido en una actividad muy lucrativa para aquellos que dicen trabajar en defensa de los intereses y de las necesidades de los españoles. Esta situación no es nueva y viene de mucho tiempo atrás, por lo que incluso podríamos pensar que siempre ha sido así. Es cierto que siempre ha existido una clase dominante: faraones, césares, reyes... pero existe una diferencia fundamental entre aquellos y los actuales servidores públicos: aquellos ofrecían algo a cambio de los privilegios de los que disfrutaban.

"La clase política se empeña en hacernos creer que no forman parte de ninguna clase dominante, que ellos son personas normales y que no existe diferencia alguna con el ciudadano."

Los faraones egipcios protegían a sus vasallos de las invasiones de las tribus del sur de África. Los césares romanos crearon un gran imperio con el fin de expandir sus ideales y enriquecer a sus ciudadanos.  Los reyes medievales luchaban contra los infieles por razones religiosas, a la vez que defendían a sus vasallos de posibles enemigos. Los jefes de los pueblos bárbaros luchaban mano a mano con sus soldados a pesar del riesgo de morir en batalla como cualquier otro. Incluso a día de hoy, los Estados Unidos de América velan por los intereses y la calidad de vida de sus ciudadanos. Lo tienen muy claro y no les importa lo que piensen los demás, aunque en ciertos casos para el resto del mundo pueda resultar moralmente reprobable y nos parezca injusto porque salimos perjudicados.

 

Al ser España en teoría una democracia representativa, los servidores públicos deberían formar parte del colectivo de personas a las que representan y no disfrutar de privilegios como los que tenían los faraones, los césares o los reyes. La perversión de nuestro sistema político y el debilitamiento de nuestras instituciones han convertido nuestro país en una pseudo-democracia, reconvertida realmente en una partitocracia cleptocrática donde la democracia ni está ni se la espera. La clase política se empeña en hacernos creer que no forman parte de ninguna clase dominante, que ellos son personas normales y que no existe diferencia alguna con el ciudadano.

 

Pero cuando uno se molesta en averiguar de dónde salen estos supuestos servidores públicos, uno se da cuenta que no tienen nada que ver con el ciudadano al que dicen representar. Casualmente han estudiado en los mismos colegios o universidades, han trabajado para las mismas organizaciones, partidos, empresas o instituciones, han recibido becas de entidades bancarias para estudiar en Oxford (sí, donde estudió el líder morado), son familiares entre ellos, conocidos o socios y por supuesto nunca jamás han pisado una oficina del paro... igual que cualquier español.

"La mayoría de los políticos jamás ha trabajado en algo que no sea la política. En el mejor de los casos se escudan en ser funcionarios de carrera... como si memorizar cien temas para después repetirlos como un loro, sea un motivo de orgullo y una muestra de valía profesional."

En un principio, la figura del servidor público, en este caso representante político, no debería de ser un problema siempre y cuando cumpla las siguientes condiciones:

· Lo más importante es que debe buscar el beneficio de los que le otorgan esa condición y en ningún caso el suyo propio.

· Es fundamental que crea en lo que hace y dice.

· No debe ser impuesto ni fabricado en virtud de intereses ajenos, sino surgir de manera natural.

· Debe formar parte del colectivo de personas a las que representa.

· No debe investirse o ser investido por otros de auras míticas, divinas o mesiánicas.

Las cosas empiezan a ponerse feas cuando esas condiciones no se cumplen o peor: se cumplen pero totalmente al contrario.

 

En España no existe ningún trabajo más rentable que ser político profesional. Da igual el color del partido: azules, naranjas, rojos o morados, es lo mismo. Ningún negocio proporciona tantos privilegios ya sea en sueldos, dietas, viajes pagados, chófer, secretarios... Ni siquiera un alto directivo de una gran empresa multinacional del IBEX 35 disfruta de las comodidades y de los beneficios que supone pertenecer a la clase política española. Además, sus condiciones de trabajo son excepcionales porque el ratio de horas y días trabajados en relación con sus ingresos es espectacular. Por último, el grado de cualificación y experiencia requerida es totalmente injusto y vergonzoso si lo comparamos con la formación y el bagaje profesional de los trabajadores españoles.

 

La mayoría de lo políticos jamás ha trabajado en algo que no sea la política. En el mejor de los casos se escudan en ser funcionarios de carrera... como si memorizar cien temas para después repetirlos como un loro, sea un motivo de orgullo y una muestra de valía profesional. En el fondo no son más que opositores de provincias: registradores, abogados, notarios, técnicos comerciales, inspectores de finanzas y pare usted de contar. Un ejemplo esclarecedor es el de Mario Conde: abogado del Estado con 28 años y con la mejor nota de la historia... entrando y saliendo de la cárcel por numerosos delitos. Con esto no quiero desmerecer el esfuerzo que supone preparar una oposición (yo mismo la he preparado dos veces), y no estoy en contra de ello, pero es intolerable que sea considerado como un trabajo extraordinario y justifique unos privilegios inmerecidos.

"Este concepto proviene de una concepción clasista y provinciana de cierta parte de la sociedad española. Es ver un traje y una corbata, y al hispanistaní se le hace el culo pepsi cola, "qué señor tan serio, de este te puedes fiar seguro."

Muy probablemente, este concepto provenga de una concepción clasista y provinciana de cierta parte de la sociedad española. Es ver un traje y una corbata, y al hispanistaní se le hace el culo pepsi cola, "qué señor tan serio, de este te puedes fiar seguro". Igual que de los comerciales de los bancos que colocaban hipotecas y preferentes sin ningún remordimiento, ¿verdad?. Que les pregunten a los de los sellos si llevaban traje y corbata quienes se los vendieron y estafaron.  Siempre se ha dicho que con unos buenos zapatos, un buen reloj y un buen traje se puede llegar lejos... muy lejos.

 

Pasemos a los datos y veamos con razones objetivas la realidad tal y como es. Tomaremos como muestra representativa el sueldo medio y los días trabajados anuales de un diputado del Congreso comparados con el de el ciudadano español medio en el año 2016 (XI Legislatura). Aquí no hay diferencia alguna de ideología, ya que azules, naranjas, rojos y morados trabajan y cobran lo mismo como diputados.

 

· Diputado: 40 días al año.

· Ciudadano español: 250 días al año.

 

· Salario medio de un diputado: 77.772€ al año (libres de impuestos).

· Salario más común del ciudadano español: 15.500€ al año (hay que pagar impuestos).

 

· Salario por día de trabajo de un diputado: 1.944€ al día (libres de impuestos).

· Salario por día de trabajo del ciudadano español: 62€ al día (hay que pagar impuestos).

 

Resumiendo: un diputado gana de media 30 veces más que el ciudadano español. A esta situación tan desproporcionada hay que añadir que la valoración que hacen los españoles del trabajo de la clase política en la encuesta del C.I.S. de octubre de 2016 es la siguiente:

 

· Situación política: 1.36 sobre 10.

· Situación económica: 2.81 sobre 10.

· Media: 2.08 sobre 10.

"Esto es solo la punta del iceberg, porque mientras suben los impuestos, reducen los sueldos, aumentan la edad y los requisitos de jubilación, bajarán las pensiones… los directivos de las empresas públicas ganan una media de 175.448.000€ anuales, lo que supone una media de 15.000€ mensuales."

Si un trabajador, pequeño negocio o gran empresa tuviera una valoración por parte de sus clientes de 2 sobre 10 sería despedido de manera inmediata o tendría que cerrar su negocio por falta de ingresos. Sin embargo, con la clase política no sucede lo mismo: da igual lo bien o mal que lo hagan, si aumenta o baja el paro, si sus medidas son acertadas o no, si la economía va peor o mejor... sus puestos de trabajo, sueldos y privilegios están garantizados de por vida. No hay noticia de políticos en las listas del paro. Mejor que aprobar una oposición y tener plaza fija de funcionario. Por otra parte, mientras que los diputados solo han sufrido la congelación de sus sueldos a partir de 2009 (se mantienen pero no bajan), los salarios de los ciudadanos en España de media en han bajado un 25% desde 2007.

 

Para ser justos y no hacer demagogia, esta legislatura ha sido atípica al estar el Gobierno en funciones. Normalmente los diputados acuden al Congreso 78 días al año, pero también es cierto que ni un solo diputado ha devuelto la parte proporcional de su salario al haber trabajado la mitad de días. No me extraña que todos pongan verde a Donald Trump, que generosamente ha renunciado a su sueldo como Presidente de USA. La clase política española antes muerta que sencilla.

 

Esto es solo la punta del iceberg, porque mientras suben los impuestos, reducen los sueldos, aumentan la edad y los requisitos de jubilación, bajarán las pensiones… los directivos de las empresas públicas como Loterías, SEPI, TRAGSA, Correos, Navantia, Paradores, ISDEFE, MERCASA, RTVE, EFE, ADIF, AENA, RENFE, CETARSA: 

 

· Ganan una media de 175.448.000€ anuales, lo que supone una media de 15.000€ mensuales.

· El ciudadano español gana de media 15.500€ anuales, lo que supone una media de 1300€ mensuales.

"Un ex-diputado cotiza casi 3.5 veces menos que el ciudadano español, a la vez que cobra una pensión 2.85 veces superior."

Resumiendo: los familiares y amigos de la clase política ganan en un mes lo que gana un español en todo el año. Exactamente 12 veces más. Estos cargos son públicos pero sin oposición (digitales/a dedo) y se pagan con el dinero que sale del bolsillo de los españoles mediante impuestos. Ningún partido político habla de esto (azules, rojos, morados o naranjas) porque es la manera de que todos puedan colocar a sus amigos y familiares, por lo que no les interesa ni mencionarlo.

 

Ahora que el asunto de las pensiones está tan de moda y la gente se empieza a poner nerviosa, veamos los privilegios de los que disfrutan los diputados en este aspecto:

 

· Un ex-diputado cobra una pensión media de 35.938€ anules, lo que equivale a la pensión máxima en 2016.

· El ciudadano español cobra una pensión media de 12.600€ anuales.

 

· Un ex-diputado necesita cotizar 11 años.

· El ciudadano español necesita cotizar 37 años.

 

Resumiendo: un ex-diputado cotiza casi 3.5 veces menos que el ciudadano español, a la vez que cobra una pensión 2.85 veces superior.

"Usted es un siervo obligado de la clase política, que vive a cuerpo de rey del dinero que le sacan del bolsillo todos los meses mediante todo tipo de impuestos: IVA, IBI, ITV, IRPF, sociedades, transmisiones, herencias, patrimonio, zona azul, verde, cotizaciones sociales, multas de tráfico y radares, circulación, basuras, tabaco, alcohol, gasolina, electricidad..."

Esto es solo una pequeña muestra de los privilegios de los que la clase política disfruta de forma inmerecida y sin argumento que lo justifique. Así que cuando oiga hablar a alguno de estos "servidores públicos" acerca de lo orgullosos que están de su "vocación de servicio al ciudadano", piense que realmente el único servidor es usted... siervo obligado de la clase política, que vive a cuerpo de rey del dinero que le sacan del bolsillo todos los meses mediante todo tipo de impuestos: IVA, IBI, ITV, IRPF, sociedades, transmisiones, herencias, patrimonio, zona azul, verde, cotizaciones sociales, multas de tráfico y radares, circulación, basuras, tabaco, alcohol, gasolina, electricidad... y los que pronto se inventarán porque ya no alcanzan para mantener tamaña estructura de infinita voracidad.

 

Dice mi padre que los impuestos son para arreglar las carreteras, pagar a los maestros y construir hospitales... bendita ignorancia. Desde luego es mejor ser tonto que medio tonto, porque el medio tonto se entera de algo y sufre, mientras que el tonto completo no se entera de nada.

 

Un consejo: cuando oigas decir a algún político que son ciudadanos normales igual que tú y que no son ninguna clase aparte, no te molestes en discutir, porque tienen la cara de cemento armado (y el cerebro también), así que simplemente mándales a la mierda... al menos te quedarás a gusto.

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