

El gran cortafuegos español
La República Popular China (curiosa coincidencia su nomenclatura con el Partido Popular) es considerada como la primera potencia económica mundial. Es el país más poblado del globo. Es el tercer país más grande del mundo en extensión, solo por detrás de Rusia y Canadá. Posee el segundo ejército más numeroso del planeta, tras USA... y está gobernada por el Partido Comunista.
Desde 1978 debido a su apertura económica, China ha sido una de las economías con un crecimiento más rápido, gracias a ser el mayor exportador e importador de bienes y materias primas, y por haberse transformado en un país industrial tras ser durante siglos una sociedad básicamente agraria.
Este crecimiento industrial, comercial y económico ha tenido una gran repercusión en la sociedad china en general y en sus habitantes en particular. Especialmente importante ha sido el rápido crecimiento de internet y el consiguiente acceso a la información... en teoría. Con el fin de evitar que los ciudadanos accediesen a "información comprometida", el Partido Comunista decidió implantar un gran cortafuegos conocido como Golden Shield Project (Proyecto Escudo Dorado), cuyo objetivo es filtrar (censurar) los contenidos que no se ajustan a la ortodoxia establecida por el Estado.
Su funcionamiento es bastante simple: este cortafuegos intercepta y analiza las palabras clave de las páginas web y de las redes sociales, habilitando o denegando el acceso a las mismas dependiendo de si suponen "una amenaza" o no para el Estado. Para este trabajo de chinos (nunca mejor dicho), cuenta con cerca de 30.000 censores que escanean los contenidos 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año. Incluso Google ha tenido importantes conflictos con el gobierno chino debido a esta política de "i-censura".
"Todo lo que se publique que esté contra los intereses del régimen, lo censuran. Punto y final, problema resuelto."
El Golden Shield Project tiene rango de ley y se enmarca dentro de la normativa del Ministerio de Seguridad Pública. Aprobada en 1997, dicha norma recoge el tipo de información y los contenidos prohibidos:
· Incitar a violar la constitución o las leyes.
· Incitar a derrocar al gobierno o al sistema socialista.
· Incitar a la división del país.
· Incitar al odio o a la discriminación.
· Tergiversar la verdad, difundir rumores o destruir el orden establecido.
· Promover las supersticiones feudales, el material sexualmente sugestivo, los juegos de azar, la violencia o los asesinatos.
· Participar en actos de terrorismo o incitar a otros a la actividad criminal, insultar abiertamente a otras personas o distorsionar la verdad.
· Perjudicar la reputación de los órganos del Estado.
· Otras actividades en contra de la Constitución, las leyes o reglamentos administrativos.
Mediante la implantación de estas medidas preventivas, el gobierno chino pretende impedir posibles intentos de sublevación debido al libre acceso a la información y la posible "mala influencia" que esta pudiese ejercer sobre el pensamiento y la opinión de sus ciudadanos. En resumen, todo lo que se publique que esté contra los intereses del régimen, lo censuran. Punto y final, problema resuelto.
"Si los ciudadanos españoles tuviéramos acceso a información real y veraz, la clase política en España perdería la poca credibilidad que le queda y acabaría en el paro... o más probablemente en la cárcel."
España, al ser considerado un estado democrático y gracias a su pertenencia a numerosos organismos internacionales, no puede implantar un sistema de censura similar al chino, algo que por otra parte sería muy del agrado de la clase política. Sin embargo, gracias a la infinita inventiva e imaginación que estos poseen para todo aquello que consista en sacarle los cuartos, controlar, someter y engañar al ciudadano español, han ido tejiendo durante años lo que podríamos denominar como "el gran cortafuegos español". Veamos cómo funciona este sistema de control, filtrado y censura de la información en España.
Siempre se ha dicho que quien controla la información, controla el poder. Lo único a lo que teme la clase política es a la verdad y a todos aquellos contenidos que no sean capaces de controlar, manipular y dirigir. Si los ciudadanos españoles tuviéramos acceso a información real y veraz, la clase política en España perdería la poca credibilidad que le queda y acabaría en el paro... o más probablemente en la cárcel. Fuera del escaño, la poltrona o del aforamiento hace mucho frío, sobre todo para ellos, que tienen la piel muy fina, criados entre algodones, acostumbrados a la buena vida y que no saben lo que es trabajar de verdad y ganarse la vida honradamente como la mayoría de los ciudadanos españoles.
Pero si esto es cierto, ¿cómo es posible controlar la información en un país en teoría democrático y con libertad de prensa y de expresión?, ¿acaso sobreviven los censores de hace cuarenta años?. Sí y no. Todavía existe algún censor (el director y máximo accionista de El País, el multimillonario Juan Luís Cebrián fue uno de los censores del régimen franquista aunque ahora se vista de adalid del progresismo y de la democracia), pero este no es el mecanismo usado para el control de la información. La manipulación es mucho más sutil y se basa en cinco grandes premisas:
"Esos fantásticos anuncios de televisión de "Hacienda somos todos" son el claro ejemplo de cómo la clase política, sirviéndose de los impuestos de todos los españoles, financia a las grandes cadenas, emisoras o periódicos."
· Control férreo de todos y cada uno de los medios de comunicación (prensa, radio y televisión).
Controlando los medios no se necesita censura, ya que ellos mismos se autocensuran. Los medios de comunicación de nuestro país pertenecen a grandes grupos inversores a nivel mundial, que en connivencia con las élites y la clase política se encargan de transmitir la información que es beneficiosa para sus intereses, a la vez que ocultan aquella que les perjudica. Los que se saltan el guión establecido y se apartan de la doctrina oficial no salen en la foto. Para que no se note mucho siempre existe alguna voz discrepante "light" como válvula de escape (disidencia controlada) pero que nunca sacará a la luz algo que realmente pueda dañar o poner en peligro el statu quo del régimen.
Mediante la concesión o denegación de licencias de prensa, radio o televisión, la clase política se asegura de que aquellos que aparecen en las grandes plataformas de comunicación sean afines a sus intereses y susceptibles de coacción. Por otra parte, la publicidad institucional es una vía para mantener bajo control a dichos medios, ya que en la mayoría de los casos son deficitarios y necesitan de estas subvenciones encubiertas para poder subsistir. Esos fantásticos anuncios de televisión de "Hacienda somos todos" son el claro ejemplo de cómo la clase política, sirviéndose de los impuestos de todos los españoles, financia a las grandes cadenas, emisoras o periódicos.
Cabe destacar que el coste de un solo anuncio en televisión, dependiendo de la hora de emisión puede llegar a costar más de 1 millón de euros... sí, ha leído bien, 1.000.000 de euros sacados del bolsillo de los españoles para convencernos de que debemos pagar gustosamente cada vez más impuestos, en un círculo vicioso infernal que no acaba nunca. La voracidad de la clase política es infinita porque siempre hay algún amigo o familiar que colocar, algún favor que pagar o algún tres per cent que cobrar.
"El ciudadano español cree que tiene opinión propia, pero por desgracia no hay más que ver cómo, lobotomizado por los medios de comunicación, repite cual papagayo las mismas frases, muletillas y argumentos que ha escuchado y leído en los grandes medios de comunicación."
· Sobredosis de información y de noticias negativas.
El ciudadano medio bastante tiene con trabajar todo el día (el que tiene trabajo), aguantar a jefes, clientes o proveedores y pagar facturas e impuestos para sacar a su familia adelante. Cuando llega a su casa, lo último que se le pasa por la cabeza es cuestionar si lo que la caja tonta le cuenta es verdad o es mentira. Su ración de fútbol, cotilleo o tertulia de opinión política es más que suficiente para acabar con las pocas fuerzas que le quedan. Decenas de periódicos, emisoras de radio, programas de televisión, redes sociales... saturan su capacidad de asimilación, ya de por sí bastante limitada, provocando que se dé por vencido y renuncie por hartazgo ante este maremágnum de información desenfrenada.
El machaque continuado durante todo el día, desde que se levanta y toma el café escuchando la radio, se mete en el coche y más de lo mismo, el periódico en el bar a la hora de almorzar, las noticias a la hora de comer, redes sociales en el móvil a todas horas, tertulia política a media tarde, las noticias de la noche hasta que se acuesta... y vuelta a empezar al día siguiente, cual martillo pilón, capaz de perforar la mente más resistente. El ciudadano español cree que tiene opinión propia, pero por desgracia se la han instalado en el disco duro de su cerebro a lo largo del día... no hay más que ver cómo, lobotomizado por los medios de comunicación, repite cual papagayo las mismas frases, muletillas y argumentos que ha escuchado y leído en los grandes medios de comunicación.
Como si lo anterior no fuese suficiente, la constante difusión de noticias trágicas, negativas o funestas hacen que el ciudadano español termine por desconectar, porque a nadie le gusta que le amarguen la existencia. Terremotos, atentados, inundaciones, asesinatos, violaciones, abusos, corrupción política, crisis económica... son el pan nuestro de cada día. Es una estrategia de manipulación mediática magistralmente explicada por Naomi Klein en su libro "La doctrina del shock". Básicamente consiste en hacer creer al individuo que el mundo se va a acabar y mantenerlo en un estado de estrés, miedo y temor continuado con el fin de que acabe tragando con todas las medidas, recortes y vueltas de tuerca que se le impongan. Algo así como "virgencita, que me quede como estoy".
"El español medio prefiere vivir la vida de otros a través de la televisión y las revistas, en lugar de esforzarse en conseguir por sus propios medios la vida que envidia pero que nunca tendrá."
· Banalidad e idiotización de los contenidos y los programas.
España puede considerarse un país de cotillas, de ahí el éxito de los programas del cotilleo. Con quién se acuesta mengano o qué casa y qué coche tiene fulano se han convertido en asuntos de primer orden en nuestro país. Los realities tipo Gran Hermano, de tanta aceptación en nuestro país, reflejan el gusto de espiar por la ventana (la pantalla de televisión) la casa de los demás: qué hacen, qué dicen, lo que discuten, con quién se acuestan...
En el fondo de todo esto subyace uno de los rasgos más característicos del ciudadano español: la envidia, algo que los grandes medios han sabido explotar con grandes beneficios para sus cadenas. En lugar de buscar la manera de progresar y desarrollarse (en este aspecto la clase política tiene gran parte de culpa, al haber fomentado la dependencia de "Papá Estado"), el español medio prefiere vivir la vida de otros a través de la televisión y las revistas, en lugar de esforzarse en conseguir por sus propios medios la vida que envidia pero que nunca tendrá.
Desgraciadamente, esta plaga se ha extendido a todos los ámbitos de la sociedad: la información deportiva en lugar de hablar de técnica, táctica o estrategia, se dedica a comentar el nuevo peinado, la nueva novia o los calzoncillos de colores de no se qué futbolista, convirtiéndose en un "Sálvame deportivo" plagado de cotilleos y estupideces.
En lugar de emitir programas culturales que fomenten el conocimiento, el gusto por los clásicos y las artes, el emprendimiento... los medios de comunicación solo emiten basura con el fin de crear ciudadanos idiotizados y borregos que no leen, no se cuestionan las cosas, donde su máxima ilusión es que su retoño se convierta en el siguiente triunfito o estrella futbolística... aunque sea un analfabeto funcional y un ignorante. La clase política prefiere ciudadanos dóciles, consumistas y poco formados que trabajen, paguen impuestos y se gasten lo poco que les queda en cacharros que no necesitan.
"En las tertulias se dan cita "expertos" en todo, que igual te dan clases de economía, que de teoría política, psicología, filosofía y todo lo que se les ocurra. Lo cierto es que no saben de nada y lo único que hacen es marear la perdiz y confundir a la población."
Ahí no termina la cosa, porque asuntos alejados del ocio y el entretenimiento también han sucumbido a esta enfermedad contagiosa. De manera muy especial un asunto muy serio y trascendental como es la política. Incontables tertulias y debates han invadido las radios y las televisiones. En ellos se dan cita "expertos" en todo, que igual te dan clases de economía, que de teoría política, psicología, filosofía y todo lo que se les ocurra. Lo cierto es que no saben de nada y lo único que hacen es marear la perdiz y confundir a la población.
En realidad, es una muestra bastante representativa del "hispanistaní" medio, que sabe de cualquier cosa y que todo lo arregla en la barra del bar. En estas tertulias abundan "los cuñaos y las charos" con sus frases lapidarias, sus voces engoladas y sus aires de superioridad. Estos que se hacen llamar periodistas no son más que personajillos de tres al cuarto, amigos de, mujeres de, políticos sin cargo, humoristas (sí, humoristas, manda narices) y demás ralea que no tienen dónde caerse muertos.
Al haber descendido drásticamente las ventas de periódicos y los ingresos de publicidad en radio y televisión debido al descrédito de los medios de comunicación (a los que se les han visto las vergüenzas y se sabe que no informan, sino que transmiten los mensajes que la clase política y las élites les dictan), a estos "periodistas-tertulianos-pseudo-expertos" no les ha quedado más remedio que convertirse en los nuevos bufones de la corte vendiendo su alma al mejor postor sin ningún tipo de remordimiento ni escrúpulos.
En el caso de los políticos sin cargo (algo impensable hace unos años pero provocado por la aparición de nuevas formaciones políticas para colocar a los hijos de estos, y que han dejado sin poltrona a muchos de ellos), como no han hecho otra cosa en su vida que ser políticos profesionales, y los consejos de administración de los grandes oligopolios estatales (energéticas, telecomunicaciones...) están llenos, no les queda más remedio que buscarse la vida de esta manera tan denigrante y ridícula.
Sus compañeros de partido les han buscado acomodo en los platós de televisión y en las tertulias radiofónicas como agradecimiento a los servicios prestados, gracias a que controlan los grandes medios de comunicación mediante subvenciones y publicidad institucional. ¿Cómo directores de periódicos de tirada nacional pueden estar desde por la mañana hasta por la noche todos los días en tertulias de televisión y radio?, ¿cuándo trabajan y dirigen sus periódicos?
"Cuando te acostumbras a vivir con coche oficial, secretarias, asesores, dietas y salarios de 15.000 euros mensuales, cualquier trabajo parece una condena en vida."
Otros tienen mejores contactos e influencias, como Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha conseguido meterse como asesor en el consejo editorial de El País a pesar de jurar y perjurar que volvería a su puesto de profesor de química en la universidad... claro, madrugar y trabajar ocho horas al día por 2.000 euros... como que no. Cuando te acostumbras a vivir con coche oficial, secretarias, asesores, dietas y salarios de 10.000 euros mensuales, cualquier trabajo parece una condena en vida.
Otro ejemplo paradigmático es el de Esperanza Aguirre, la funcionaria liberal que lleva viviendo del presupuesto público desde 1983 (33 años). En uno de sus múltiples abandonos de la política, cuando fue contratada por una empresa privada y se dio cuenta de que tenía que entrar a las ocho de la mañana, justificar su sueldo y tener un horario como cualquier currante español, volvió con el rabo entre las piernas a su cómodo cargo como presidenta del Partido Popular madrileño. Es que eso de trabajar es muy duro, mejor vivir de los impuestos de los españoles... pero ella es liberal, ¿eh?
"Existe un tercer comodín que vale para todo y es mágico, pero solo para los que defienden a la izquierda: fascista, facha, nazi o franquista. Se acabó la conversación y cualquier discusión racional, porque es el argumento irrebatible por excelencia."
· Polarización de la población o "divide y vencerás".
Como ya vimos en un artículo anterior, a la clase política lo que le interesa es tener dividida a la población (rojos y azules; morados y naranjas; independentistas y no independentistas...) con el objetivo de culpar al otro bando de los problemas y las desgracias que suceden, pero que en realidad son provocados por ellos mismos sin diferenciar sus supuestas ideologías.
Si analizas las frases y argumentos que repiten una y otra vez los "periodistas-tertulianos-pseudo-expertos", te darás cuenta de que son los mismos dependiendo del partido político o ideología que les toque defender. Esto es así porque reciben a primera hora de la mañana el argumentario del partido en cuestión. Este guión contiene los asuntos y opiniones que el "periodista-tertuliano-pseudo-experto" debe memorizar y repetir como un loro durante todo el día, sea cual sea el medio o el programa al que acuda y sea cual sea el tema que se esté tratando.
Veamos un ejemplo: la noticia del día es un juicio por corrupción (ya sea azules o rojos, da igual). El "periodista-tertuliano-pseudo-experto" recibe en su teléfono el argumentario del partido: si debe defender al enjuiciado, tendrá que decir que es un caso aislado, que en el partido nadie le conocía, que no tenía despacho... Por el contrario, al "periodista-tertuliano-pseudo-experto" del otro bando le habrá llegado a su smartphone el argumentario del partido contrario. En este caso, debe atacar sin piedad, acusando al interfecto hasta de la muerte de Manolete... La información veraz y la objetividad brillan por su ausencia.
Si no es suficiente, todo falla y se siente acorralado, siempre tendrá a mano tres comodines:
· Comodín A - Y tú más, vosotros sois más corruptos y sacará otro caso de corrupción del partido contrario, aunque no venga al caso y no se esté hablando de ese asunto en concreto.
· Comodín B - Hay que esperar que la justicia decida y absuelva o condene al interfecto... como si los estamentos judiciales no estuviesen controlados por los mismos políticos.
· Comodín C - Existe un tercer comodín que vale para todo y es mágico, pero solo para los que defienden a la izquierda: fascista, facha, nazi o franquista. Se acabó la conversación y cualquier discusión racional, porque es el argumento irrebatible por excelencia.
"Es curioso lo bien que va España y que se haya triplicado el consumo de antidepresivos en nuestro país en los últimos diez años. Si es que somos unos flojos... o unos drogatas."
· Chovinismo español.
El chovinismo es algo típico de la idiosincrasia francesa y consiste en creer que lo suyo es lo mejor de lo mejor... y de lo mejor, lo superior. Ya sea la mejor gastronomía, los mejores palacios, la mejor cultura... lo que sea. Lo suyo es lo mejor y punto. En España pasa algo parecido con los medios de comunicación. Si aun lees, escuchas o ves las noticias, a poco que observes con atención y te pares a apuntar en un papel, te darás cuenta de dos cosas:
1. Todas las noticias nacionales en general son intrascendentes o positivas: los mismos atascos en Semana Santa año tras año; qué calor hace en verano, qué frío hace en invierno, cuánto llueve en otoño y qué bonito está el campo en primavera. No se qué hospital ha inventado algo, no se cual universidad ha descubierto algo también... Estoy convencido de que tienen un calendario y repiten año tras año las mismas noticias. Es curioso lo bien que va España y que se haya triplicado el consumo de antidepresivos en nuestro país en los últimos diez años. Si es que somos unos flojos... o unos drogatas.
Sólo existen dos excepciones al positivismo de las noticias nacionales: la violencia de género (hasta en la sopa) y la inmigración (ilegal, por cierto). Siempre intentando crear cargo de conciencia al ciudadano español de algo de lo que no tiene culpa alguna y de lo que la clase política saca partido a través de ayudas, subvenciones, observatorios... lo que sea para colocar a familiares y amigos. Voracidad sin límites ni escrúpulos.
"El mundo más allá de nuestras fronteras es un caos, "con lo bien que vivimos aquí y lo mal que está el mundo... como en España en ningún sitio."
2. Todas las noticias internacionales en general son negativas o alarmistas: terremotos, inundaciones, asesinatos de negros en USA, violaciones, erupciones de volcanes, pobreza y hambre en África... El mundo más allá de nuestras fronteras es un caos, "con lo bien que vivimos aquí y lo mal que está el mundo... como en España en ningún sitio".
Como hemos visto, en España no hace falta ningún Proyecto Escudo Dorado porque el gran cortafuegos español se llama TVE, A3, Cuatro, Telecinco, La Sexta, 13TV, Telemadrid, TV3, Canal Nou, ETB, El País, El Mundo, Público, ABC, La Razón, COPE, SER, Onda Cero... pensándolo bien, quizá nuestro cortafuegos supere los 30.000 censores de los que dispone el gran cortafuegos chino.
Según su definición, la propaganda es una forma de comunicación que tiene como objetivo influir en la actitud de una comunidad respecto a alguna causa o posición, presentando solamente un lado o aspecto de un argumento. La propaganda es usualmente repetida y difundida en una amplia variedad de medios con el fin de obtener el resultado deseado en la actitud de la audiencia.
De modo opuesto al suministro de información libre e imparcial, la propaganda, en su sentido más básico, presenta información parcial o sesgada para influir una audiencia. Con frecuencia presenta los hechos de manera selectiva y omite otros deliberadamente para sustentar una conclusión o usa mensajes controlados para producir una respuesta emocional, en lugar de racional, respecto de la información presentada. El efecto deseado es un cambio en la actitud de una audiencia determinada acerca de asuntos políticos, religiosos o comerciales. La propaganda por lo tanto, puede ser usada como "arma de guerra" en la lucha ideológica o comercial.
"El bombo que se ha dado a los "nuevos" partidos, creados para canalizar el descontento de los españoles e impedir la formación de un verdadero partido ciudadano independiente que pudiera desestabilizar la estructura de poder de las élites y de la clase política en España."
Realmente, los medios de comunicación en España no informan, sino que transmiten propaganda. Por lo tanto, sería justo denominarlos medios de desinformación y manipulación de la población. Bastan unos pocos ejemplos representativos para darse cuenta de esta situación:
· El bombo que se ha dado a los "nuevos" partidos, creados para canalizar el descontento de los españoles e impedir la formación de un verdadero partido ciudadano independiente que pudiera desestabilizar la estructura de poder de las élites y de la clase política en España. Los morados como el opuesto necesario a los azules (debido al descrédito de los rojos), y los naranjas como captadores de los votantes desencantados de los azules.
Después del hartazgo e indignación de los ciudadanos españoles ante la corrupción y el saqueo de España por la clase política, y dos elecciones (casi tres), resulta que según los medios de comunicación patrios, los españoles debemos dar gracias y alegrarnos por la formación de un "nuevo" gobierno del Partido Popular, a la vez que debemos preocuparnos por la desintegración del Partido Socialista, la otra pata del régimen que ha gobernado España durante los últimos cuarenta años llevándonos a la ruina política, social y económica actual. Viva la regeneración democrática.
"En España ni uno solo de los grandes medios de comunicación ni de los grandes partidos han hecho una sola crítica a la Unión Europea, no sea que el ciudadano español se entere de lo que es en realidad y se les acabe el chollo y la juerga a los políticos."
· Se vendió el Brexit en todos los medios de comunicación como algo imposible de suceder, ya que la clase política española no desea que los ciudadanos españoles sepan que la Unión Europea tal como está construida actualmente no es más que otro sacacuartos al ciudadano. Los vuelos en primera clase, los familiares como asesores, los sueldos de 6.000 euros mensuales, dietas, cenas en los mejores restaurantes y habitaciones de cinco estrellas, la jubilación dorada de políticos inútiles y toda clase de dispendios son algo a lo que la clase política no está dispuesta a renunciar.
Los británicos, con un periodismo mucho más independiente, conocen lo que supone pertenecer a este selecto club. Hartos de poner dinero, soportar cuotas de inmigración descontrolada y aceptar normativas absurdas que solo les perjudican, han puesto pie en pared. Por el contrario, en España ni uno solo de los grandes medios de comunicación ni de los grandes partidos han hecho una sola crítica a la Unión Europea, no sea que el ciudadano español se entere de lo que es en realidad y se les acabe el chollo y la juerga a los políticos.
Pepiño Blanco, Pilar del Castillo, Esteban González Pons, Carlos Iturgáiz, Ramón Jáuregui, Juan Fernando López Aguilar, Javier Nart, Carolina Punset, Gabriel y Ana Mato (estos inútiles hermanísimos van en pareja), Miguel Urbán o Elena Valenciano son un ejemplo revelador de que los políticos españoles más inútiles son enviados a un retiro dorado a Bruselas para quitárselos de encima.
· El referéndum en Colombia, que pretendía legalizar a la guerrilla colombiana después de décadas de asesinatos, torturas y mutilaciones. Borrón y cuenta nueva, circulen, aquí no ha pasado nada. Pues la población colombiana también ha puesto pie en pared y ha dicho que los que quieran incorporarse a la sociedad deberán ajustar cuentas con la ley. Vamos que le han dicho a la clase política, incluido el Papa, Felipe González y demás listillos, que se metan su referéndum por donde amargan los pepinos. Mientras, en España todos los medios se han dedicado a lavar la cara a la guerrilla colombiana, como si las miles de víctimas no existieran. Manda narices, hay que ser hipócrita y mala persona para defender a los terroristas narcotraficantes colombianos.
"Los estadounidenses están hartos de progresismo, feminismo, inmigración descontrolada, salarios cada vez más bajos, pérdida de poder adquisitivo, pobreza en las grandes ciudades, desindustrialización... lo mismo que ocurre en España."
· Las últimas elecciones presidenciales en USA han sido el culmen de la manipulación mediática. El acoso y derribo a Donald Trump ha sido espectacular, mientras que Hillary Clinton era la candidata perfecta y deseable. Ver para creer.
Tengo familia en USA (nacidos allí y con ciudadanía norteamericana, no de los que van una semana a Nueva York de compras y ya lo saben todo) y conozco de primera mano la situación que se vive allí. Los estadounidenses están hartos de progresismo, feminismo, inmigración descontrolada, salarios cada vez más bajos, pérdida de poder adquisitivo, pobreza en las grandes ciudades, desindustrialización... lo mismo que ocurre en España.
Según los medios españoles, a Trump lo han votado los blancos sin estudios... vamos los paletos. Lamento decirles (aunque ellos ya lo saben, pero cuentan lo contrario) que tanto negros, latinos como mujeres han votado a Donald Trump a pesar del acoso y derribo al que ha sido sometido. Acusaciones de machismo y otras peores aparecían día sí y día también en los medios españoles... pero lo que no aparecía nunca eran los casos de corrupción de la perfecta candidata Clinton.
Pues va a ser que no "periodistas-tertulianos-pseudo-expertos", podéis seguir con vuestra propaganda pero “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero“ y las mentiras tienen las patas muy cortas.
Resulta que España está en una situación económica, política y social lamentable pero podemos dedicarnos con el codo en la barra del bar y con un palillo en la boca a dar lecciones a países realmente democráticos y con economías mucho más potentes que la nuestra. Menos mal que no pintamos nada, porque siguiendo los consejos de la clase política española no quiero pensar cómo estaría el mundo.
¿Se imaginan cientos de Andalucías, Valencias y Cataluñas por todo el mundo gobernadas al spanish stile?. Ni en nuestras peores pesadillas.