

España en la encrucijada
Existe una antigua maldición china que dice "ojalá tengas que vivir tiempos interesantes". Si la bendición consiste en vivir en una época aburrida y sin sobresaltos, donde cada persona puede dedicarse a su vida, su trabajo y su familia sin grandes alteraciones; la maldición expresa que el interés de una época es directamente proporcional a los problemas que se plantean en ella. Tiempos de grandes cambios donde lo nuevo choca con lo viejo.
Las personas nunca han sido conscientes de estar viviendo los momentos cruciales de la historia porque eran las circunstancias que les tocaba vivir y actuaban en consecuencia. Solo con el paso del tiempo y desde una perspectiva alejada a los hechos ocurridos, esos momentos se han considerado acontecimientos determinantes de la historia.
España se encuentra muy probablemente ante uno de esos momentos históricos, aunque nosotros no seamos conscientes de ello porque no tenemos la perspectiva suficiente desde la que observar lo que está ocurriendo en realidad. El viejo régimen político basado en la alternancia en el poder de los dos grandes partidos (azules y rojos) se descompone. En estos momentos, los ciudadanos españoles nos encontramos ante la disyuntiva de elegir qué camino escoger y qué modelo de nación es la que queremos crear. España se encuentra en un cruce de caminos: en una encrucijada.
Analizando la situación en profundidad, la clase política sólo plantea dos opciones a elegir: el modelo mediterráneo y el modelo latinoamericano. Por el contrario, este proyecto político propone implantar en España un modelo político y social avanzado y verdaderamente democrático. Veamos en qué consiste cada uno y sus diferencias.
"Este modelo político está basado en la corrupción y se puede definir como "mafioso", donde la clase política controla todos los poderes del Estado, instituciones y recursos del país a su antojo y sin control o contrapeso alguno que limite su poder."
· El modelo mafioso mediterráneo = estancarse.
La primera opción que se plantea consiste en dejarlo todo como está, en no hacer ni tocar nada, que la clase política continúe con el control de todas las decisiones que afectan a los ciudadanos como ha sucedido hasta ahora. La más que probable formación de una "gran coalición" entre los grandes partidos de nuestro país tras las elecciones con la excusa de la gobernabilidad y la estabilidad, sería la consecuencia de esta elección. Supondría seguir la dinámica de los países del entorno mediterráneo como Italia o Grecia, que no levantarán cabeza y que difícilmente saldrán adelante porque repiten una y otra vez lo que les ha llevado donde se encuentran. Es más, su caída a los infiernos se prolongará durante mucho tiempo.
Esto se debe a que este modelo político está basado en la corrupción y se puede definir como "mafioso", donde la clase política controla todos los poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), instituciones (gobierno, regiones, ayuntamientos...) y recursos (ayudas, subvenciones, presupuestos, empresas públicas...) del país a su antojo y sin control o contrapeso alguno que limite su poder. La implicación del ciudadano en las decisiones que le afectan es prácticamente nula y se limita exclusivamente a ejercer su derecho al voto cada cuatro años. Algo totalmente insuficiente, puesto que la clase política, una vez en el poder, no respeta siquiera el mandato de las urnas incumpliendo sistemáticamente sus programas electorales debido a que estos no son vinculantes por ley.
"Al estar los puestos más altos de la sociedad, la Administración e incluso de la empresa privada controlados y copados por la clase política, las personas ven cómo su esfuerzo y su trabajo no son recompensados."
Las posibilidades de desarrollo de los ciudadanos se reducen a mendigar a sus contactos de la clase política y allegados, que controlan todas las capas de la sociedad: empresas, Administración Pública, recursos económicos... sin otra alternativa más allá de los enchufes, el amiguismo y los chanchullos. Al estar los puestos más altos de la sociedad, la Administración e incluso de la empresa privada controlados y copados por la clase política, las personas ven cómo su esfuerzo y su trabajo no son recompensados y la meritocracia no existe.
Ejemplos representativos en nuestro país son Valencia, Madrid, Galicia y Cataluña, aunque realmente se aplica en toda España en mayor o menor medida. El poder y las decisiones están en manos de los partidos políticos, que en realidad actúan como redes mafiosas en lugar de como servidores públicos.
En el aspecto psicológico se relaciona con el complejo de superioridad y se manifiesta en una soberbia y un ego desmedidos: ellos son los más preparados, los más serios y están por encima del bien, del mal y del resto de los ciudadanos, por lo que estos no merecen ni siquiera que se les expliquen o consulten las decisiones que les afectan.
En definitiva, sería seguir como estamos sin entender que es lo mismo que nos ha llevado a la situación actual, empeñándonos en morir lentamente.
"La situación en nuestro país es el caldo de cultivo ideal para estos nuevos mesías debido a que el grado de malestar social es muy elevado, ya que no existe una alternativa ilusionante que represente el sentir de los ciudadanos españoles."
· El modelo populista latinoamericano = retroceder.
La segunda opción consiste en mirar hacia latinoamérica para decidir si ese es el modelo político que solucionará nuestros problemas, como algunos proponen, amparados en una supuesta "defensa de los más desfavorecidos". Ha quedado más que demostrado que esa supuesta bondad no es más que otra estrategia para alcanzar el poder mediante la manipulación y el uso en su propio beneficio de los sentimientos de indignación y desesperación de los ciudadanos. La situación en nuestro país es el caldo de cultivo ideal para estos nuevos mesías debido a que el grado de malestar social es muy elevado, ya que no existe una alternativa ilusionante que represente el sentir de los ciudadanos españoles.
Este sistema carece de cualquier fundamento racional y se basa exclusivamente en la utilización de los sentimientos de los ciudadanos, puesto que pretender solucionar problemas políticos y económicos mediante más control de la sociedad, más intervención del Estado en la vida de las personas y las empresas, y sobre todo aumentar las ayudas, subvenciones... cuando precisamente esto ha sido durante décadas la base de la corrupción, es completamente absurdo. En definitiva, se trata de un "quítate tú para ponerme yo, que decidiré mejor cómo repartir el botín".
"Son los justicieros de la sociedad que quitarán el dinero a los ricos para dárselo a los pobres, como si el dinero se transportase en carruajes y pudiese ser asaltado cual Robin Hood de nuestro tiempo."
Las posibilidades de desarrollo de los ciudadanos se ven aún más limitadas y dependientes de la "caridad" de la clase política, que es la que reparte las ayudas y las subvenciones en función de sus intereses, anulando la capacidad de las personas para salir adelante por sus propios medios. Un ejemplo característico en nuestro país es Andalucía, donde durante décadas la clase política se ha dedicado a repartir caridad en lugar de crear oportunidades de trabajo para sus habitantes, convirtiendo a esta región en una de las más pobres con una de las tasas de desempleo más altas de toda Europa.
El poder y las decisiones están monopolizadas completamente por la clase política, que ejerce un control férreo sobre todas las estructuras de la sociedad al estilo de las dictaduras populistas.
En el aspecto psicológico se relaciona con el complejo de inferioridad y se manifiesta a través de la ira y el enfado permanente: ellos son los eternos perjudicados y ofendidos, los vengadores y los justicieros de la sociedad, que quitarán el dinero a los ricos para dárselo a los pobres, como si el dinero se transportase en carruajes y pudiese ser asaltado cual Robin Hood de nuestro tiempo.
Un sistema insostenible condenado al fracaso, como se ha demostrado al otro lado del charco y en nuestro país: la manera más directa de llegar al desastre, una muerte rápida.
"Son sociedades modernas, verdaderas democracias representativas con un gran sentido de sociedad y de defensa de lo suyo, puesto que son ellos los que lo mantienen con su trabajo y con sus impuestos. Tienen claras sus prioridades: sus ciudadanos y su país."
· El modelo anglosajón = avanzar.
Existe una alternativa que encontramos en las sociedades más avanzadas del mundo: las democracias anglosajonas como USA, Canadá, Australia o UK. El éxito de estos países se basa en un modelo de sociedad mucho más moderno y práctico, en consonancia con la mentalidad de sus habitantes. Establecen como norma de convivencia y de funcionamiento que el poder político reside en los propios ciudadanos, representados eventualmente por otros ciudadanos como ellos. El político profesional no existe, y el desempeño de esta labor se considera un servicio a la nación y a sus conciudadanos, no una forma de vida o de enriquecimiento personal.
En estas sociedades no se entiende ni se conoce lo que aquí denominamos "casta o clase política", es decir, grupos de familiares y amigos que se perpetúan en el poder durante décadas, accediendo a este sin experiencia profesional ni formación relevante hasta su jubilación, una vida entera dedicada a vivir de los impuestos de los ciudadanos. Limitando la permanencia en los cargos públicos e instituciones y seleccionando a los mejores gestores y expertos, los ciudadanos de estos países se protegen a sí mismos de la corrupción política y de los que solo quieren vivir a costa de los demás.
Son sociedades modernas, verdaderas democracias representativas con un gran sentido de sociedad y de defensa de lo suyo, puesto que son ellos los que lo mantienen con su trabajo y con sus impuestos. Los recursos se emplean en mejorar la vida de los ciudadanos mediante mejores escuelas, hospitales, infraestructuras útiles, inversiones en energía... y no en el mantenimiento de redes clientelares y corruptelas. Tienen claras sus prioridades: sus ciudadanos y su país.
"La vida de los ciudadanos se fundamenta en principios morales como la libertad y la justicia, facilitando a las personas desarrollar sus capacidades a través de su trabajo y de su esfuerzo."
No se consideran moralmente superiores a nadie, por lo que no sienten la necesidad de convertirse en ONGs mundiales. Estos países se dedican a sus propios asuntos y a pesar de ser el modelo de sociedad más exitoso sobre la faz de la tierra, no dan lecciones de democracia a los demás.
La vida de los ciudadanos se fundamenta en principios morales como la libertad y la justicia, facilitando a las personas desarrollar sus capacidades a través de su trabajo y de su esfuerzo. Su calidad de vida es muy superior a la de los modelos antes citados y la corrupción es casi inexistente.
En el aspecto psicológico no se relaciona con ningún complejo porque carece de ellos: ni de inferioridad ni de superioridad, simplemente aplican el sentido común buscando lo mejor para su país. En España no existe un ejemplo de este sistema porque en nuestro país todos los partidos de ámbito nacional o autonómico están anclados en alguno de los dos modelos anteriores.
Esta alternativa es la que propone este movimiento mediante la aplicación de soluciones totalmente imprescindibles para que nuestro país se convierta en una nación democrática y moderna igual a las anglosajonas.
La clase política ha elegido su camino, ¿qué camino escogeremos nosotros?